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1 – Publicado en ¨El disidente¨ de José Benegas – Número 22

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"Too much" señores piqueteros

El estado de acostumbramiento a que el mal se imponga en la Argentina hizo que nadie reparara en el detalle de que el violento piquetero que le pegó a un taxista con un caño en la cabeza frente a las cámaras de televisión y que después atacó a dos mujeres en un automóvil, en ambos casos por protestar contra el piquete, se exhibía envuelto en la bandera argentina. El altruismo declamado suele ser un aliado indispensable para los truhanes; y nosotros tenemos truhanes con años de carrera y una especialización que sería difícil encontrar en otros lugares.

Los piqueteros que protagonizaron este viernes violento cometieron un error porque no necesitan ejercer la fuerza de esa manera. La sociedad aterrorizada los provee ante la sola amenaza. Con un uso mucho menor se deja despojar sin resistir.

Muchos creen ver en el modo de protesta actual un cambio en la metodología revolucionaria respecto de la sangrienta década del 70 en que en lugar de un caño el sujeto del viernes hubiera llevado un arma de fuego. Pero no fueron ellos los que cambiaron sino la sociedad en la que se desenvuelven. Si ésta no resiste y se deja esquilmar no habrá enfrentamiento alguno. "Si se portan bien, nada les va a pasar" es el mensaje de todo asaltante, de todo piquetero, de todo revolucionario.

No fueron los piqueteros quienes avanzaron un paso más en la escalada de furia. El cambio lo protagonizaron desde la vereda de las víctimas un taxista y una mujer indefensa que osaron discutir la legitimidad de la "protesta social" (extorsión política). Si hay resistencia hay violencia.

La pax montonera es fruto de la rendición de la sociedad argentina a cualquier capricho de los revolucionarios. Se puede arrasar a la Corte Suprema, justificar el terrorismo de estado en Cuba, atacar a los militares por sus actos en defensa del país, perseguir a la policía para favorecer a los delincuentes, nombrar a la hermana del cajero en un organismo de control. En fin, lo que ellos quieran. Gozan de indemnidad absoluta.

La cobardía de la sociedad se expresa de distintas maneras y grados, desde la conversión a la religión izquierdista revolucionaria, a la instintiva adhesión a todo lo que esté mal en cualquier tipo de conflicto político, social o personal en la certeza de que será lo que prevalecerá, hasta el cacerolazo como sustituto pseudo-valiente de todo lo que haría una sociedad sana que estuviera siendo minada en sus fundamentos morales, culturales e institucionales. A la cobardía de la sociedad se la disfrazará de evolución del pensamiento, como una superación de la odiada década del 90. Las encuestas siempre darán como el poder las quiere, porque la sociedad está a su servicio.

Olga Wornat se vanagloria de haber sido montonera para adular a la autotitulada "primera ciudadana" Cristina K, porque sabe que nadie reaccionará para cuestionárselo. En cambio con ese sencillo recurso se pone a los agresivos que comandan las instituciones y a la "legalidad" vigente a su favor. Del otro lado ¿quién hay?

La señora K, entre tienda y tienda de New York le dijo al diario Clarín: "No me preocupa que el país quede aislado de los mercados. Si cuando estuvimos más conectados al mundo nos fuimos a la quiebra".

Será problema en todo caso para los que no tienen la posibilidad de viajar hacia los mercados como hace la señora para hacer sus compras. Ella no se verá privada de lucir su rolex de oro de unos cuantos miles de dólares, importado de otros mercados no sustituidos.

En lo que sí tuvo toda la razón la señora fue al no aceptar que se le reprochara la inexistencia de oposición como un problema grave del sistema político local. Le pareció "too much" (sic) que se le endilguen los defectos de la oposición. Y efectivamente es too much.

Mariano Wullich en La Nación del domingo realizó una interesante crónica de la reacción de algunas personas al ver por televisión las escenas de frenesí piquetero del viernes en el tradicional bar "Las delicias" en su actual ubicación en la Avenida Quintana: "Alguien golpeó la mesa que está ubicada debajo del televisor y gritó: "¡Le pegan a una mujer!". Fue la voz de alerta, la que produjo la atención inmediata de todos los que allí estaban: parroquianos, mozos, cocineros y lavacopas. Su mano no pudo, aunque lo hubiese querido, detener a los vándalos, mucho menos empujar a los inactivos policías a la acción…

Sólo atrajo a todos frente a la pantalla para ver uno de los espectáculos más deplorables protagonizado por miserables y actuado, sin querer, por tres víctimas que salieron de sus autos a hacer lo que las autoridades deberían hacer y no hacen. Las voces de condena comenzaron a sumarse. "¡Cobardes!", gritó un hombre que había dejado la barra y otro, siempre gentil, esta vez se olvidó de las mujeres del salón, para gritar palabras de esas que lamentablemente muchos guardan para la cancha y que ayer abundaban en la avenida 9 de Julio. "¡Mirá, le destrozan el auto!" "¡Le rompieron la cabeza!" "Pensar que al tipo lo que se le debe romper todos los días es el lomo para subir gente al humilde Renault 12." "La culpa es de la Policía, que no se mete", apuntaron. "No, viejo, lo están filmando y si el agente se mete, mañana va preso", le contestaron. "¿Kirchner estará viendo esto?", se preguntaron. "Adiós, me voy a casa", finalizaron".

Optimista Wullich ante estas reacciones cree como muchos en este fin de semana que el episodio marcará un punto de inflexión.

Sin embargo sin advertirlo descubre el mal que ha hecho crecer al delirio político que se conoce como izquierda en la Argentina. Una explosión de expresiones tardías, muy tardías, que quedarán ahí. Dijeron adiós y se fueron a casa a esperar que alguien haga algo. El resto de la semana permanecerán en silencio, hasta que encuentren algún ámbito seguro para expresar lo que verdaderamente sienten frente a una minoría agresiva que monopoliza la vida política del país explotando la cobardía general o harán alguna reflexión oficialista para que se les permita respirar.

Hasta se preguntaron si Kirchner estaría viendo la escena, como si fuera un tercero o lo que es peor, el salvador y no el principal responsable de lo que estaban viendo. Es aquí donde tenemos que darle la razón a la señora K. ¿Qué culpa tienen ellos de los defectos de la oposición?

Es el señor K y su montonerismo redivivo quien puso al Estado del lado del piquetero para protegerlo del taxista que paga impuestos para mantener a ambos. Es la kultura kakista la que exalta al malhechor y denigra al que trabaja para sobrevivir. No habría kultura kakista, ni señor K, ni montonerismo redivivo sin tanta gente que golpeara la mesa, dijera adiós y se fuera a su casa.

Parte esencial del discurso progre local era hablar de los "excluidos" del sistema, como aquellos a los que un "estado ausente" había dejado abandonados a la buena de Dios. Esa exclusión a su vez era según ellos la causa de la violencia, del delito y el caldo de cultivo para un siempre invocado "estallido social". La historia reciente del país demuestra las debilidades de esta falacia. La que vimos el viernes fue la furia de los incluidos, el subproducto de la peor política clientelar.

El sujeto que vimos por televisión golpear al taxista tiene mucho tiempo libre porque no tiene que hacer ningún esfuerzo para sobrevivir. Habita un hotel provisto por la municipalidad conducida por Aníbal Ibarra, recibe un subsidio llamado "plan" y es provisto de alimentos también por la ciudad. No se trata de un "excluido" sino de un incluido. Cómo no se iba a envolver este sujeto en la bandera Argentina, si de verdad, sin metáforas, le debe la vida?

En cambio el taxista que recibe el palo también recibe la boleta de impuestos para mantener a su agresor (y como futuro jubilado habrá comprado unos cuantos bonos en default, lo que lo constituye en un buitre) y sostener a un Estado que expresamente ha decidido no protegerlo. No porque no merezca o no pague por esa protección, sino porque el taxista como los habitués del bar Las delicias no le causan ningún problema. El que no llora no mama, y el que no golpea con caños es un gil.

El gobierno aprovecha y lanza una campaña de propaganda más. A través de sus ya insoportables voceros, los Fernández, por todos los medios de prensa que les responden y los tienen como abonados se pusieron a vociferar que no tolerarían los piquetes violentos. Sin embargo como hemos dicho todos los piquetes lo son.

Llegaron a privar de su libertad a un ministro y el gobierno lo único que hizo fue ordenar a fiscales y jueces (que en estos días no tienen ningún problema en obedecer, menos cuando los que golpean las mesas en los bares y los taxistas no protestan siquiera por eso, mientras que el montonerismo los castigaría duro si no lo hicieran) que dieran por terminado el asunto.

Dos meses atrás los legisladores oficialistas del grupo Talcahuano presentaron un proyecto de amnistía a lo que llaman "protesta social" (extorsión pública) para dotar de impunidad absoluta a cualquier acto realizado en el contexto de un piquete (ya lo hemos dicho, el mal santifica), por cualquier delito a excepción del homicidio. Se ocuparon por supuesto de incluir también a los fraudes en el reparto de subsidios por parte de las organizaciones políticas que los explotan. Negocios son negocios.

Es decir que el piquetero que le pegó en la cabeza al taxista y después agredió a dos mujeres y les destrozó el auto, hubiera quedado perdonado, aún siendo de las personas más "incluidas del sistema" (que es el grupo de los que cobran no por no trabajar, que ya sería grave, sino por delinquir). El taxista podría haber quedado cuadripléjico que para el proyecto oficial y para el sistema de valores del "nuevo modelo" el agresor no hubiera merecido reproche legal de ninguna naturaleza. Nadie golpeó ninguna mesa cuando este proyecto era expuesto con orgullo por los diputados oficialistas como signo de un setentismo consecuente. Nadie les reprocha ahora aquel delirio y hasta creen que los responsables son sus salvadores.

El señor K ordenó a las fuerzas policiales no intervenir ante el delito. Así lo han denunciado (auque para ellos no sea una denuncia) los insufribles Fernández. Más o menos han hecho quedar a su jefe y líder espiritual como incurso en la figura prevista por el artículo 248 del Código Penal (Art. 248.- Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el funcionario público que dictare resoluciones u órdenes contrarias a las constituciones o leyes nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o resoluciones de esta clase existentes o no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le incumbiere).

Pero sabemos que la legalidad se encuentra suspendida y que las normas se aplican o no de acuerdo a la voluntad del señor K. A nadie puede asombrarle que siendo la acción pública y estando el Estado y los funcionarios en particular, obligados a actuar bajo pena de incurrir en delito, ante la presencia de crímenes (en caso de los piquetes y aunque nadie le pegue a nadie, por lo menos, la infracción al artículo 194 del Código Penal: "El que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicaciones, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a dos años"), se detenga y cumpla un papel contemplativo o cómplice.

La legalidad queda de lado hasta que el señor K decida lo contrario. Dicen que ha perdido la paciencia por lo ocurrido el viernes. El es de los que no golpean mesas y tal vez pase de la complicidad a la enemistad con los piqueteros. O mejor dicho, con algunos piqueteros; con aquellos que, a diferencia de la SS oficial que son los piqueteros que responden a Luis D’Elía, ejercen su violencia protestando contra el gobierno en lugar de responderle y ejercer la violencia contra la sociedad cuando el oficialismo lo requiera.

No es la integridad física del taxista, ni la de las señoras, ni el derecho a circular de los automovilistas, ni los daños que sufren los comerciantes lo que preocupa al oficialismo, sino la desobediencia y la resistencia al poder úniko que se ha instalado en la Argentina como regalo del señor Duhalde.

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¿Hacemos historia o apología de ella?

Una iniciativa del Gobierno Nacional que, desafortunadamente, no será la última en este tema, detiene su mirada tan sólo en algunos hechos de nuestra historia. El Ejecutivo Nacional no puede, ni debe, pasar por alto un sin fin de elementos al momento de llevar adelante la propuesta de algunas organizaciones de derechos humanos, de convertir la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en un museo de la memoria.

El predio en el cual se erige actualmente la ESMA, no es propiedad exclusiva de la Nación. De hecho, diecisiete hectáreas y media son propiedad de la Ciudad de Buenos Aires y pequeñas fracciones pertenecen a la Nación. La Ciudad de Buenos Aires adquirió el terreno, en el año 1904, en la sucesión de la familia White. Por su parte, el Estado Nacional lo retuvo con la condición de que allí se construyeran algunas de sus escuelas, hecho éste que se sigue sucediendo.

En la ESMA, actualmente, funcionan la Escuela Nacional Fluvial, la Escuela de Suboficiales de la Armada, la Escuela Nacional de Náutica "Manuel Belgrano", el Liceo Militar "Almirante Guillermo Brown", la Rectoría del Instituto Universitario Naval que agrupa a cuatro Unidades Académicas, el Centro de Estudios Estratégicos de la Armada, la Biblioteca Central de la Armada y los Centros de Enseñanza de Nivel Secundario (CENS) N° 10 y 313. Ciertamente, mudar estas instituciones académicas significaría un gasto innecesario y ampuloso.

Es de resaltar que, en la Ciudad de Buenos Aires, fue sancionada la Ley Nº 46, por medio de la cual se destina en la franja costera del Río de la Plata, un espacio para la realización de un paseo público: "Parque de la Memoria". De tal modo, desde 1998, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destinó un terreno y fondos presupuestarios, que suman más de un millón y medio de pesos, para la realización de este tipo de museos y demás eventos relacionados con la recuperación de la memoria. Por ello, me resulta asombrosa la imperiosa necesidad de seguir construyendo este tipo de museos y monumentos como si en la ciudad no existiera ninguno. En última instancia, el homenaje que se intenta hacer en la ESMA se puede llevar a cabo en los espacios ya destinados.

Creo que no corresponde convertir a la ciudad en un gran museo. Aclaro esto, partiendo de que ciertos legisladores porteños ya han presentado proyectos, a los cuales me opuse enfáticamente, en los que se proponía denominar colegios y edificios públicos con nombres de terroristas. Ocupar cada rincón del espacio público con elementos que recuerden sólo a algunas personas de nuestra historia es hacer apología de ella.

Considero que los presidentes anteriores se habían opuesto a esta iniciativa, por lo tanto, me molesta el aventurado giro que este gobierno ha tomado respecto del tema. ¿Nos ayuda, como Nación, no tener Políticas de Estado? ¿Nos ayuda desacreditar constantemente las decisiones políticas tomadas por gobiernos previos? ¿Podemos seguir abriendo las dolorosas páginas de nuestra historia reciente?

No sigamos deteniendo nuestro crecimiento como sociedad, con impulsos y retórica discursiva que, en última instancia, no mejoran ni benefician la calidad de vida que merecemos los ciudadanos.

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Nada parece confirmar con mayor claridad la ambigua posición respecto a los derechos humanos mantenida por la pareja presidencial, que la actual visita al país del canciller cubano.

Poco tiempo atrás, la primera ciudadana Cristina Fernández se explayaba sobre la prioridad que el tema tiene para la actual gestión de gobierno liderada por su marido, en una grandilocuente exposición que tuvo lugar en la sede norteamericana de Human Rights Watch, la misma organización que desde hace años denuncia la sistemática violación a los derechos humanos en la isla caribeña.

Por su parte, Kirchner, no conforme con haber loado, homenajeado y condecorado a Fidel Castro el pasado 25 de mayo, brinda ahora un nuevo aval al dictador cubano al declarar la posición abstencionista argentina en la ONU y, al mismo tiempo, se muestra flexible, magnánimo y con ánimo de 'conversar' sobre la deuda superior a los 1.900 millones de dólares que Cuba tiene con Argentina, actitud muy diferente a la asumida con los bonistas y ahorristas argentinos y extranjeros, que no tuvieron la suerte de obtener del primer magistrado un gesto similar, tal vez por carecer de derechos humanos.

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"Víctimas y victimarios"

Señor Director:

"Es recurrente la pretensión de algunos de los integrantes de nuestra sociedad de manipular a la opinión pública para convertir a las víctimas en victimarios.

"El decir que nos merecemos la confiscación de nuestros ahorros por haber creído que el Estado pagaría sus deudas es como decir que un ejecutivo merece ser secuestrado por conducir un auto lujoso.

"Exijo respeto para quienes somos víctimas, y respeto por la ley."

[email protected]

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"Charla con piqueteros"

Señor Director:

"He tenido una experiencia aleccionadora. Cuando los piqueteros estaban acampados frente al Ministerio de Trabajo y, a tal fin, interrumpieron el tránsito por la importante avenida Leandro Alem durante varios días, los visité y charlé con muchos de ellos. No me sorprendieron las respuestas que obtuve, porque ya las suponía, tal como la mayor parte de la población.

"Así pude establecer:

A) La mayoría de ellos son empleados del Estado (nacional, provincial o de los numerosos municipios, tanto de la Capital Federal como del conurbano). Perciben, por lo tanto, un sueldo y no asisten a sus tareas, continuada o alternativamente.

 

B) Además, casi todos los integrantes de su núcleo familiar perciben subsidios diversos, siendo el más común el plan Jefes y Jefas de Hogar, pero también hay otros, de una variedad inimaginada. Me informé que, en general, perciben más de uno por familia, de diferentes procedencias, que se adicionan al sueldo del adulto principal.

 

C) Obtienen un plus por su participación en piquetes.

 

D) Viajan gratuitamente hasta el lugar asignado. Algunos reciben un delantal y/o arma contundente y/o una pancarta.

 

E) En los días programados para el piquete reciben sandwiches, bebidas gaseosas y asistencia.

"En síntesis, tienen fuentes salariales y asistenciales de diversas procedencias que redondean sumas relativamente importantes. Ello se hace visible por sus aspectos: ninguno presenta señales de desnutrición, calzan zapatillas de muy buen precio, no tienen muchos de los gastos de las familias argentinas que diariamente hacen largas colas para acudir a sus empleos.

"No estoy mencionando a otros grupos de desocupados - que los hay, sin duda, y merecen ayuda y solidaridad -, sino a lo que vi y palpé como experiencia. En consecuencia, me pregunto: ¿nadie controla la asistencia al trabajo de estos «empleados»? ¿Quién paga el sobreprecio por asistencia, la comida y otros gastos anexos? ¿Quién contrata los servicios de ómnibus que los trasladan y quién los paga? ¿De dónde sale tanto dinero oculto?

"Sospecho que lo pagamos todos para beneficio de unos pocos, pasivamente tolerados. Eso es también una injusticia social, pero al revés."

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"Otra historia"

He leído en un matutino porteño la designación de un ex marino, Julio César Urien, al frente de la delegación San Martín del PAMI. La actuación del mencionado Urien en la década del 70 no fue, como allí se menciona, la de un guardiamarina que se negó a enfrentar a la subversión, sino la de efectivamente un infiltrado montonero en la Armada.

El 16 de noviembre de 1972, la víspera del retorno de Perón al país, copó la guardia y lo intentó con el armero de la Escuela de Mecánica de la Armada con el fin de entregar las armas robadas a un contingente montonero, fracasando; en el hecho, asesinó a mansalva al cabo Contreras, que intentó detenerlos. Tal vez ahora se ocupe de ayudar a los mayores en su jurisdicción; por lo que respecta al cabo Contreras, no le dio oportunidad de envejecer junto a los suyos.

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"Curiosa asignación política"

por Antonio Caponnetto

En la edición del miércoles 18 (p.5), el Sr. Adrián Ventura califica a la Dra. Elena Highton de Nolasco como "católica y nacionalista", y unas líneas más adelante acota: "es de ideología política nacionalista, como el propio Presidente".

Es dudoso que la nueva postulante a la Suprema Corte de Justicia pueda sentirse identificada con el encuadramiento doctrinal que le endilga Ventura. Aunque es de destacar que el mismo queda hecho en el contexto de una serie de ponderaciones a su persona que, según el columnista, justificarían su designación.

Lo que no ofrece dudas en cambio - y trueca el encomio en inopinada diatriba a los nacionalistas católicos- es asignarle similar o afín posición política a Néstor Kirchner.

Sus documentados antecedentes en el peronismo revolucionario, su desembozada y explícita militancia en el partisanismo marxista, su inequívoca alineación en pro de las agrupaciones subversivas setentistas, su indisimulada adhesión y asociación con cuanto personaje nativo o internacional haya participado y participe en las filas del terrorismo rojo, son un rotundo mentís a la caracterización política que le atribuye Ventura. Cualquiera sea la intención con que haya sido hecha, en la práctica sólo contribuye a la grave tergiversación del lenguaje, síntoma penoso si los hay de la guerra semántica que padecemos.

Para lo que pudiera servir de esclarecimiento, quede dicho - en nombre de un ideario al que pertenezco públicamente desde toda la vida - que el nacionalismo católico considera a Néstor Kirchner su enemigo. Porque lo es de Dios, de la Patria y del Hogar, altas filiaciones a cuyo vejamen consagra su gobierno.

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Cartas y sugerencias: "Luces y sombras en la Justicia"

por Mariano A. Caucino

Luces y sombras se ciernen sobre las candidaturas del presidente Kirchner para las más elevadas jerarquías de la Justicia.

En primer lugar, el Ejecutivo sorprendió con el nombramiento del doctor Raúl Eugenio Zaffaroni, gran jurista de nota de indiscutible solidez intelectual y gran prestigio aquí y en el mundo, pero también confeso ultragarantista de delincuentes y descarado evasor impositivo, tal como afirmara el propio titular de la AFIP.

Luego surge la candidatura de la doctora Carmen Argibay y la natural bienvenida de una mujer al alto tribunal, por primera vez durante un gobierno constitucional. Destacada abogada en foros internacionales, la doctora Argibay se reveló como una provocadora profesional con sus al menos polémicas declaraciones a favor del aborto y su militancia antirreligiosa.

Por último, el Poder Ejecutivo ha nominado como procurador general de la Nación al doctor Esteban Righi, otro gran penalista y catedrático, pero también el hombre que, como ministro del Interior de Héctor Cámpora, abrió las cárceles la noche del 25 de mayo de 1973, liberando a guerrilleros y subversivos y dando paso a uno de los primeros capítulos de la tragedia de los años 70. Además, debemos preguntarnos si un hombre que goza del beneficio de una jubilación de privilegio de casi 4.000 pesos por haber ocupado el ministerio del Interior durante escasos 49 días, es la persona indicada en consonancia con el ideal de transparencia y austeridad en el manejo de la cosa pública que el presidente y sus colaboradores no se cansan de repetir.

En síntesis, podemos afirmar que el gobierno ha nominado grandes juristas que, a la vez, son merecedores de cuestionamiento por diversas causas, uno por excesivamente garantista con los delincuentes en un país acechado por la violencia, otra por abortista en un país cuya Constitución, leyes y tratados suscriptos condenan el aborto y otro por ser jubilado de privilegio en un país harto de los privilegios de pocos a costa del sacrificio de tantos.

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