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Índice de la fecha

1 -  Hoy 24 de agosto del 2004: Fecha nefasta, a no olvidar jamás: "La Argentina ha dejado de ser una República", por Prensa Independiente.

2 - De ¨El disidente" de José Benegas: "El costo de la felicidad presidencial".

3 - De  Agencia Notiar - Carta pública de Malú Kikuchi: "Carta de una Señora al temporario Jefe de Gabinete".

4 - Nota de Ricardo Talesnik: "Confieso: soy culpable".

5 - De ´Respública´: "El engranaje", por Guillermo Lascano Quintana.

6 - Partes de: La semana política I - La Nación: "Lo que aprendimos y lo que nos falta aprender", por Mariano Grondona.

7 - La Nueva Provincia: "Y ADEMAS...Sobre los hábitos nobles" , del Dr. José Claudio Escribano en La Nación.

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1 – 24 de agosto del 2004: Fecha nefasta, a no olvidar jamás

Ampliaremos en los próximos días

“La Argentina ha dejado de ser una República”

por Prensa Independiente

·        En el día de la fecha la Suprema Corte de Justicia ha destruido a la República y se ha desligitimizado a si misma irreversiblemente.

·        La justicia Federal, en su más alto nivel, ha renunciado a la independencia entre los tres poderes de la República y se ha arrodillado humillantemente ante las aspiraciones del Poder Ejecutivo hoy de turno ocasional.

·        Inaceptablemente, ofendiendo a todos los ciudadanos de esta nación, la S.C.J. ha burlado al art. 18 de la Constitución Nacional (garantías y derechos, parte doctrinaria) al fallar que se pueden aplicar nuevas leyes o tratados en forma retroactiva, algo expresamente prohibido en ese artículo y en toda la Justicia del mundo occidental.

·        A partir de este fallo, cualquier ciudadano o institución, privada o estatal, que crea tener garantías y derechos, debe replantear su visión hacia el futuro próximo al menos. El Poder Legislativo en su casi mayoría es desde hace tiempo un mero apéndice en manada del Poder Ejecutivo y sus negociaciones espurias con dos o tres definidos grupos, todos rivales entre si, pero unidos en el mantenimiento de esta ineficiente corporación que solo usa la política como instrumento de poder y medio de vida personal. Ahora, el poder que debería ser el más independiente, ha emitido un fallo que pasará a la historia de nuestros más vergonzantes episodios políticos.

·        A partir de hoy el derecho es maleable y mutable, aun hacia el pasado,  según los dictados de los poderosos ocasionales, llamarnos República es desde la fecha una cruel burla.

Para finalizar, solo por hoy por supuesto, la letra exacta de las tres primeras líneas del Art. 18 de la Constitución Nacional Argentina, la cual tiene una sola e inequívoca interpretación:

Articulo 18o.- Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa....

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2 – De ¨El disidente” de José Benegas – Edición 49 – 23 de agosto del 2004

http://www.eldisidente.com

“El costo de la felicidad presidencial”

Con copia de las resoluciones de la Jefatura de Gabinete la revista Noticias puso al desnudo las razones de los altos índices de popularidad que registra el señor K según algunas selectas encuestadoras: el vil metal.

Las encuestadoras que informan de manera permanente que el presidente cautiva a las multitudes con su buen gusto, finos modales, moderación y sabiduría, son justamente las que cobran más de 500 mil pesos del dinero de los contribuyentes, para informarle a esos mismos contribuyentes cuánto es que ellos mismos aman al señor K.

Negocios son negocios. Así lo han entendido las consultoras Equis, del encuestador transversal Artemio López (585.000 pesitos), Analogías de Analía del Franco (585.000 pesitos) y OPSM de Enrique Zuleta Puceiro (540.000 pesitos). Podemos adivinar, lo cual es fácil en la Argentina, que los dinerillos de menos del contrato de Zuleta Puceiro son una señal de que alguien no se animó a pedirle una colaboración más concreta que la de mostrar al señor K como el gran flautista de Hamelin del cono Sur.

Estos encuestólogos oficiales nos abruman semana a semana informando índices de popularidad del señor K y de la primera ciudadana, que giran en torno del 80% contra un promedio más modesto alrededor del 45% que le otorgan quienes no cobran suculentas sumas del erario público.

Más allá de que podemos anticipar también que éste será alguno de los temas por los que se tramitarán escandalosas causas judiciales no bien los índices de aceptación del público bajen un poco más y algún juez federal de esos que se comportan como aves de carroña perciba debilidad en la cima del poder, el episodio nos habla de las obsesiones oficiales y cuán poco tienen que ver con las reales necesidades políticas del oficialismo. No digo ya del país, porque pretender que el gobierno considere las necesidades del país sería una muestra de optimismo casi tan delirante como las acciones del gobierno.

¿Necesita el gobierno hacernos creer que un 70 u 80% de la población lo adora? En verdad es asombroso que proclamando a la Argentina el país más seguro del mundo, reivindicando el idealismo de los asesinos de la década del setenta, insultando a la madre de un secuestrado porque les recuerda que son responsables por brindar seguridad, el gobierno conserve un 45% de popularidad. Es mucho más de lo que han tenido otros siendo la mitad de inoperantes.

Pero ese guarismo desproporcionado del 45% de aceptación no le resulta suficiente al Presidente. Su autoestima requiere algunos retoques, el problema es que son burdos y nadie los cree y entonces el efecto es el contrario.

Se avecina una nueva marcha Blumberg y la palabra que define el estado de ánimo del gobierno es pánico. Han salido a "dar señales" de interés por el problema de la seguridad. En eso creen: en las señales.

Un día tal vez descubran que hay algo que da menos trabajo que las señales u ocuparse de que la información no llegue al público: tomar medidas.

Pero el pingüinismo es incapaz de entender algo tan sencillo. Cuando la carta de la señora Susana Garnil salió de la computadora de su casa, los muchachos pinchatutti avisaron rápidamente al jefe. El aparato de desinformación movió todas sus influencias tratando de que no se difundiera pero fue inútil. Cortaron, por decirlo así, varias fuentes de difusión, pero hay cosas que ya no pueden manejarse. Al señor K el contenido, las verdades evidentes que la señora Garnil le expresaba como reclamo después de soportar que le arrancaran a su hijo de las manos, que lo tuvieran en cautiverio por 20 días y que la única solución haya partido de su parte pagando el rescate, no le importaron en absoluto, salvo en lo que podían dañarlo.

Un cuero duro y grueso de odio setentista le impide sentirse aludido e identificarse con las victimas. Ese odio a los que no le hicieron nada ni le deben nada que caracteriza a la generación perversa que con orgullo representa, lo ciega y entonces se siente víctima él de una madre que estuvo a punto de perder a un hijo en el mar de impunidad que el kakismo está dejando como su legado más claro.

Blumberg citó a la nueva marcha por la seguridad en la Plaza de los dos Congresos el próximo jueves 26 a las 19 horas. Su idea es continuar luego hacia la casa de la Provincia de Buenos Aires, pero mucha gente se dirigirá después a la Casa Rosada. Blumberg teme que la manifestación dañe definitivamente a Kirchner, pero no le preocupa tanto el caso de Solá que dados esos cuidados recibe todos los cachetazos. Aún así durante la primera marcha uno cuantos miles de personas se dirigieron a la Plaza de Mayo. La televisión duramente regimentada no lo cubrió. No será responsabilidad de Blumberg si esta vez la gente decide finalmente hacer responsable a quienes son responsables de lo que está ocurriendo. Fue el señor Kirchner el que impulsó al gobernador de la Provincia de Buenos Aires a convertir el problema de seguridad en una purga policial, el que dijo que la Argentina era un país seguro, el que promovió contra viento y marea al señor Zaffaroni de la mano de su lugarteniente Gustavo Beliz.

La realidad podría superar al propio Blumberg el próximo jueves, pero el presidente prefiere pensar que el deseo de vivir en paz es de ultra derecha. Tendrá después tres años para rectificarse. Sería paradójico que fueran los propios montoneros quienes tuvieran que acabar con los secuestros en la Argentina, habiendo sido ellos los que los practicaron de manera sistemática.

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3 - De  Agencia Notiar – Carta pública de Malú Kikuchi

“Carta de una Señora al temporario Jefe de Gabinete”

Buenos Aires, miércoles 19 de Agosto, 2004

Dr. Alberto Fernández.

De mi consideración:

Antes que nada, y aunque parezca una perogrullada, necesito aclararle que la presente está escrita respetuosamente. Con todo el respeto que me merece su puesto para el que ha sido designado por el Presidente de la República, al que le tengo respeto, más allá de su persona, porque representa al Pueblo de la Nación.

Habiendo aclarado este punto, para que no oscurezca, que a nuestra Argentina le falta luz (y no sólo por el problema energético), me siento en la obligación ciudadana de contestar sus “poco felices” dichos con respecto a la carta de la Dra. Garnil.

Considerando que el secuestro es un delito de competencia federal, la Nación es responsable del mismo. El Sr. Presidente y su Ejecutivo algo tienen que ver. Creo. Supongo.

Considerando que no hay porqué poner en duda la buena fe y la transparencia de los actos del Sr. Presidente y de su Ejecutivo, admitamos que hacen lo posible, y hasta lo imposible por encontrar a las víctimas y a los victimarios de los secuestros. Pero...., una vez que estos han sucedido. Ahora bien, antes de que suceda el secuestro, ¿qué se hace para evitarlo? ¿Se hace algo? Parece que hasta hoy, no. Y si lo han hecho, lo han hecho mal.

En ese caso, cuando no se es eficiente, se piden disculpas con humildad y se cambia drásticamente la manera de actuar. Y si la ineficiencia continúa, Dios no lo permita, se renuncia y se deja paso a los que saben. Que no es tan complicado. Hay muchos países en el mundo que manejan bien el tema. Para no irnos del continente, Colombia ha revertido el secuestro a partir de la férrea decisión política del Presidente Uribe. No hay que inventar la pólvora. Ya la inventaron.

Dr. Alberto Fernández, discúlpeme, será que comparto la manera de pensar de la Dra. Garnil (ésa que tanto le molesta) pero, pregunto, ¿porqué el Gobierno salta como si los pincharan en cuanto se toca el tema del Museo de la Memoria? Me refiero al museo de los terroristas, se lo aclaro para que no le queden dudas que yo también represento “ésa” manera de pensar. Y también le aclaro que pensar distinto está permitido por la Constitución, Constitución que deduzco, Ud. conoce.

La conoce por ser funcionario y haberlo sido de varios gobiernos, por ser abogado, se estudia en la facultad y por ser ciudadano y tener la obligación patriótica de conocerla y respetarla. Y un ciudadano no lo es sólo para pagar impuestos y con ellos mantener al Estado, lo que incluye su sueldo, secretarias, teléfonos, transporte y todo lo que hace a su trabajo, sino que ser ciudadano implica pensar, siempre dentro de la ley, como a uno mejor le parezca.

Por eso Dr. Alberto Fernández no entiendo cómo pretende descalificar a una ciudadana (que debe pagar sus impuestos), a una profesional médica, y a una madre dolorida, diciendo que “representa una manera de pensar”. La representa, ¿y qué? Porque piensa como piensa no le dolió el secuestro de su hijo?. ¿no sufrió su ausencia durante 20 días?

Dr. Alberto Fernández Ud. es una persona inteligente, no defienda lo indefendible, no ataque lo inatacable. Si la Dra. Garnil le pidió que no le contestara, no lo haga. La gente, los ciudadanos, sus compatriotas, tendemos a sentir más simpatía por las madres de los secuestrado que por los ministros del Ejecutivo Nacional que descalifican por pensar distinto.

Insisto, muy respetuosamente,

Malú Kikuchi

Ciudadana

P.D. Si les sobran 75 millones de pesos para algo tan poco acuciante como el Museo de la MEDIA memoria, ¿no sería más lógico emplearlos en seguridad o en niñitos desnutridos?

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4 – Nota de Ricardo Talesnik

“Confieso: soy culpable”

A pesar de que mi trabajo es de características  inciertas e imprevisibles desde el punto de vista económico, mi familia y yo no pasamos hambre, tenemos techo propio, calefacción, un auto del 96, ropa suficiente y podemos irnos algunos días de vacaciones. 

Soy culpable de pertenecer, todavía, a la clase media-media. Contamos con  TV por cable, decodificador, microondas y heladera con freezer. No estamos “hechos”. No “la hicimos bien”. No sabemos qué ingresos tendremos el año que viene, pero no nos podemos quejar. Algo siempre sale, aunque los años pasan y uno nunca sabe qué pasará con la salud. Pero no nos podemos quejar. Esa es mi culpa.

Pido perdón por no ser indigente o pobre y no necesitar un plan de jefes de familia.

Pido perdón por no ser una víctima social que roba porque no tiene otra y mata por desesperación o porque tuvo una infancia violenta y desgraciada.

Pido perdón por sentir preocupación, pena y bronca  por  la gente que está tan mal, pero que lo que más me importa sea yo y mi familia.

Perdón por mi egoísmo.

Perdón por mi miedo a que me mate un pibe zarpado que anda buscando algún mango al voleo.

Perdón por sentir que estamos totalmente desamparados, desprotegidos. 

Perdón por la sensación de  que a este gobierno no le gusta la clase media trabajadora, profesional, independiente o no, que no pasa hambre y abandono como la mitad de los argentinos. 

Perdón por no pertenecer al sector cuyo voto se puede comprar con limosnas mensuales (que ojalá lleguen a quienes las necesitan).

Perdón por hacerles sentir, señores políticos en el poder, que nuestros votos tienen que ganárselos con acciones, no con anuncios, propaganda y respuestas al pie a toda crítica que parta de otros políticos  o ciudadanos comunes.

Perdón por pertenecer al sector de los que “sólo conocemos al dolor cuando nos toca”.  Es una gran verdad la que dijo el señor Jefe de Gabinete: sólo se conoce lo que se vive. Todo lo demás es teórico, o puro verso.

Perdón por importarme más mi dolor que el ajeno. Me apena y muchas veces me indigna el dolor de los otros, pero reconozco que el dolor que más me importa es el mío.

Perdón por no ser seguir el ejemplo de los funcionarios que no se pasan el día preocupados por las internas y “la construcción de poder” sino atormentados por la impotencia de no poder hacer todo lo que que quisieran hacer para mejorar la situación de los excluidos.

Perdón por no ser como ellos, que en vez de estar atentos y alertas a la más mínima crítica y pasarse la vida elucubrando respuestas, acciones y mensajes, dedican su tiempo al estudio urgente de los problemas más graves de los marginados.

Perdón por no vivir, como ellos, en lucha permanente contra el crimen y las mafias, sobre las cuales las malas lenguas incluyen a sectores políticos.

Perdón por no imitar el heroico desprendimiento de una corporación política que en lugar de pensar en las próximas elecciones parlamentarias depone ideologías e intereses personales para sentarse a una mesa y llegar a un acuerdo de coincidencias mínimas sobre los temas más acuciantes.

Perdón por mi falta de solidaridad y patriotismo.

Perdón por haberlos criticado, señores funcionarios.

Perdón por haber puesto en riesgo la gobernabilidad o, Dios me libre y guarde, haber contribuido a vaya uno a saber qué oscura campaña conspirativa. 

Perdón por no estar de acuerdo con tantas cosas. Mea culpa.

Ricardo Talesnik

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5 - De “Respública”

www.respublica.org.ar

“El engranaje”

La pieza de teatro que bajo este nombre publicó Jean Paul Sartre, se refiere a las vicisitudes de un gobernante emergido de una revolución triunfante, quien, a poco de comenzar su gestión, tropieza con infinitas trabas, imposibles de superar, que, finalmente frustran sus propósitos innovadores. La trágica conclusión es que los cambios son imposibles frente a la maquinaria (el engranaje) de los poderes establecidos.

El actual gobierno, suponiendo su buena fe - lo que tiene que probarse-, está atrapado en redes parecidas a las del iluso revolucionario de la obra de Sartre.

Pruebas al canto: ha pregonado, con insistencia, que vino a “cambiar la vieja política”, pero transa con los “viejos políticos” y con los aparatos sindical y empresario, quienes representan el pasado de pactos prebendarios y políticas corporativas, por encima del bien común.

Se dice democrático y sin embargo admite, quizás por que su margen de maniobra no da para otra cosa, lo que también tiene que probarse, la violación del artículo de la Constitución Nacional que establece que el pueblo no delibera ni gobierna: lo hacen sus representantes y que quien viole esta disposición incurre en un delito grave. Transa, en consecuencia, con los vándalos de estos tiempos: los “piqueteros”.

Proclama una “reforma política” que no logra instrumentar, pues transa con los representantes de los “viejos partidos políticos”, que no quieren ceder sus privilegios, que se mantienen y acrecientan con el impúdico “toma y daca” con que se tratan las pocas cuestiones que se negocian en el Congreso de la Nación.

Se dice democrático pero no dialoga con quienes representan a millones de argentinos, con la increíble excusa de que no tienen suficiente representación parlamentaria o no ostentan cargos ejecutivos en las provincias a municipalidades. ¿Para qué perder el tiempo con quien no se puede transar nada?. Otra transacción con la mafia política.

El Presidente juró por al Constitución cumplir lealmente con su función y sin embargo, lo primero que hizo fue violar una de los pilares de la República, cual es la independencia del Poder Judicial de la Nación. Transó con quines pretenden un orden jurídico distinto del previsto en nuestra Carta Magna.

Proclama que el país es seguro y decapita y desmantela a las fuerzas de seguridad, poniendo en tela de juicio, nada menos que la acción de quienes están formados y destinados a velar por la seguridad. ¿Con quien transó aquí? ¿Con sus socios montoneros?. El resultado es que el delito está impune y no sólo el que tiene difusión pública ¿Qué sucede con el flagelo del tráfico de drogas?

El gobierno de cualquier país serio y que se precie de ello, debe procurar, por sobre todo, gobernar para la sociedad en su conjunto, para vertebrar a la Nación, diría Ortega. Este gobierno ha dividido a la población en más partes de las que admite una sociedad que pretende sobrevivir y progresar.

Miente sobre el pasado, enfrentando, nuevamente, a quienes combatieron a muerte.

Miente sobre el pasado cargando de culpas a quienes gobernaron antes, pretendiendo con ello disimular su propia participación en ese pasado y sus fracasos presentes. ¿Con quien transó en este caso?. Con su propio pasado, con su resentimiento, con su odio y desprecio hacia los que no sostienen sus mismas ideas.

Esta es la peor de las transacciones, la nacida del enfrentamiento con el otro. La falta de reconocimiento de que el otro tiene tanto derecho como uno de pensar, proponer y actuar de modo diferente.

Hay muchos argentinos - aunque la proposición sería válida aunque fueran sólo algunos pocos - que creen que para construir una nación próspera y justa, debe respetarse, a rajatabla, al plexo de derechos y garantías de nuestra Constitución histórica, es decir, la libertad irrestricta, la propiedad y la iniciativa privada como motor de la economía, el control al gobierno para impedir excesos, la austeridad republicana en el ejercicio de las funciones públicas, la renovación periódica de los cargos electivos, la rendición de cuentas sobre el uso de los dineros públicos.

Esos argentinos no admiten transacciones que impliquen abdicar de tales principios.

Guillermo Lascano Quintana

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6 –  Partes de: La semana política I

La Nación - 22 de agosto de 2004

“Lo que aprendimos y lo que nos falta aprender”

por Mariano Grondona

...... No son pocas las lecciones que aprendimos los argentinos a cambio de tantas derrotas. Nos faltan, sin embargo, dos.

La primera de ellas consiste en definir apropiadamente el papel del Estado. Durante décadas se pensó que el papel del Estado era sustituir a las empresas privadas. Pero esta hipertrofia del Estado nos llevó hacia 1989 a la hiperinflación y el colapso de los servicios públicos. Durante los años noventa, así, el Estado se desprendió de sus grandes empresas por medio de las privatizaciones, pero abandonó a cambio sus indelegables responsabilidades en campos tales como el monitoreo de la actividad económica y el cuidado de la salud, la educación y los desempleados.

El Estado tiene un papel vital en el desarrollo económico. Pero ese papel no es el de invadir otra vez el sector privado hacia donde apuntan empresas tales como Enarsa, sino el de estimular la competencia entre las empresas privadas para que rindan al máximo sin privilegios para ninguna y el de negociar tratados de libre comercio que amplíen nuestros mercados. Ni Estado interventor ni Estado ausente, sino un Estado promotor del capitalismo y supletorio en lo social, allí donde no alcance la competencia privada. Esta lección, todavía, no la sabemos.

Si ésta es la primera lección que aún no hemos aprendido, todavía nos queda otra que, cuando la aprendamos, nos recibiremos de país moderno. Esta lección consiste en advertir la falacia del populismo. Veamos si no lo que pasó en Venezuela: Chávez ganó con el voto de los pobres después de haberlos aumentado. Tanto quiere el populismo a los pobres, que los multiplica. ¿Cómo no ha de quererlos si vive de ellos mediante el clientelismo que asegura su dependencia?

Este es el gran engaño del populismo latinoamericano. Chávez lo ha consumado. Muchos argentinos, todavía lo añoran. Pero el rasgo dominante de los países capitalistas es que quieren tan poco a la pobreza que terminan por erradicarla.

Hemos sido víctimas de un inmenso engaño. El día que lo desenmascaremos, América latina saldrá de su angustiante camino de africanización para unirse a la larga caravana de los países exitosos que hoy, desde Europa y América del Norte hasta Asia y Oceanía, cubren la Tierra. El día que aprobemos esta última materia, recibiremos el diploma que casi habíamos ganado en 1930.

Mariano Grondona

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7 – La Nueva Provincia - Bahía Blanca - República Argentina  - 22 de Agosto de 2004

Y ADEMAS...

Sobre los hábitos nobles

     "LOS SERES sociales maduran por la acumulación de experiencias y conocimientos, aunque éstos hayan sido contradictorios y, cuanto más saben, mejor eligen y más se eleva el conjunto de la sociedad.

     "CUANDO SE inculca en el ciudadano el hábito del disenso, del espíritu crítico, del debate y del razonamiento y se fortalece el espíritu de consenso, se perfeccionan los instrumentos para combatir las fuerzas que siempre acechan en la humanidad con ánimo de controlar las ideas.

     "PERDIDA LA libertad de expresión --libertad de valor estratégico en relación con otros derechos del hombre--, cualquier otra pérdida de entidad mensurable para el ser social es posible.

     "ALGUIEN podría en ese caso con un sarcasmo de Ciorán: 'No todo está perdido; quedan los bárbaros'.

     "¡POBRE Y siniestro consuelo! La vida se degrada a pasos agigantados si debemos someternos a cortapisas para hablar, para escribir, para crear, para disentir".

     Dr. José Claudio Escribano, en "La Nación", 18-8-2004

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