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Tema principal del día:

" Kirchner - ¿Los idus de marzo... y abril? "

Opiniones criticas, desde adentro y afuera del justicialismo

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Asis: "A Kirchner habrá que ayudarlo a cumplir su mandato

Jorge Asis entrevistado por el diario local Norte, declaró que es muy frágil el mandato del presidente Kirchner

-¿Cómo ve el país hoy?

-Con cierta preocupación. Si uno se deja llevar por las encuestas de opinión, supuestamente está todo perfecto, con un 80% de aprobación. Pero si uno indaga un poco más, nota que esa reconstrucción del concepto de autoridad, que en su momento encarnó Kirchner, tiene ciertas muestras de resquebrajamiento.

-¿Por qué?

-Porque me parece que hay una cierta inmovilidad en materia de gestión. Creo que hay una gran turbulencia oral, signada por un estilo presidencial excesivamente confrontacional, casi como si fuera una dinámica del litigio permanente. Y toda una serie de colaboradores que ni siquiera se pueden destacar. Con muchas sobreactuaciones, a veces de izquierda, se condiciona y se marca la cancha a cualquiera que impugna desde otra posición. Mientras se asiste a esto, con un gran apoyo que también se está resquebrajando de los grandes medios de comunicación, hasta se instala la idea casi dramática de que no existe oposición. En este sentido, creo que la oposición real a Kirchner va a ser más transversal que el transversalismo que el presidente intenta en su proyecto. En definitiva, creo que ese resquebrajamiento se va a dar en el interior del peronismo.

-¿Kirchner podrá desarrollar su proyecto de transversalidad?

-Si Kirchner pierde el apoyo del peronismo, se autodestruye como las grabaciones de aquellas películas de espías al estilo de Misión Imposible. Es muy difícil requerir ese apoyo maltratando a los gobernadores, manejándolos desde la chequera del poder central. Todo esto nada tiene que ver con una nueva concepción de la política. No creo que a ningún gobernador de ese espacio tan confuso como es hoy el peronismo, pueda gustarle que, en aras de un transversalismo, se apoye a sus enemigos interno. Si lo logra, este hombre va a ser un genio de la política. Pero me parece que cuando alguien confrontacional sube a un ring tiene que descontar que el otro, a lo mejor, perfectamente le puede poner un trompazo. Después, del resto de su gestión sólo se ve un carácter regresivo, divisionista, que se construye como todo lo opuesto que hay que hacer en la Argentina, que se sorprende agobiada por discusiones de hace 30 años.

-Calificó al PJ como un espacio "confuso". ¿Esto está relacionado con un eventual enfrentamiento entre Kirchner y Duhalde?

-Duhalde y Kirchner son dos rehenes recíprocos y si son inteligentes tienen que mantener esta alianza, que es artificial, pegada con stiko.

-¿Y cree que esto es posible?

-Creo que puede ser insoportable, especialmente por las cosas que me dicen algunos intendentes bonaerenses, no precisamente estimulantes para el presidente. Kirchner y Duhalde son socios en esta aventura, porque si llega a desmoronarse el presidente, Duhalde sabe que se va a desmoronar con él. En realidad, esta situación tiene dos grandes responsables, y no diría culpables: uno fue Menem, por haber querido ser candidato cuando no estaba para él, y el otro fue Duhalde por evitarlo (en las elecciones presidenciales de 2003). Duhalde se mandó un minué, invitó a bailar a distintos candidatos y ninguno le aceptó, sea Reutemann, De la Sota o Felipe Solá.

- Y se quedó con alguien que en el fondo terminó representando a aquellos que, en los '70, con arrogancia desafiaron y le dieron la espalda al general Perón. Y aquí Duhalde comete una gran traición, al peronismo y sobre todo a Perón. Porque termina llevando a la Casa de Gobierno a aquellos que fueron tildados de "imberbes" y que desafiaron la autoridad del último conductor que tiene este movimiento, que se convierte en una especie de destino para la Argentina. Hoy no le puedo decir si el peronismo es bueno o es malo: el peronismo es casi un destino de la Argentina.

-¿La interna peronista puede influir en la gobernabilidad?

-Si en la Argentina todo sigue por los carriles institucionales, como tiene que ser, creo que a Kirchner va a haber que ayudarlo a cumplir su mandato. Hoy supuestamente él se come toda la cancha, pero me parece que va a haber que ser excesivamente generoso y ayudarlo a que termine su gestión, pese a que se pueda descalabrar en materia de confianza en la opinión pública, como hoy sucede en un mundo de liderazgos efímeros.

-¿Cuál cree que será la debilidad de Kirchner? ¿Partidaria, económica?

-La incapacidad de gestión. Y esto lo vengo diciendo desde los 30 días de su mandato, cuando fijé mi posición casi en soledad y con una espadita de plástico. Por los teléfonos que comienzan a llamarme, algunos de quienes antes no me respondían un solo llamado, diría que en este momento hay una especie de resquebrajamiento. Hay algunos que perciben que hay un boleto picado, que este hombre llegó con una gran retórica a un techo, que ese esquema de confrontación permanente puede servir para que alguien lo aplauda y diga "qué coraje tiene este hombre", pero que eso no sirve para gestionar. Va a haber que apuntalarlo a Kirchner, y quien lo va a apuntalar será el peronismo. Porque tampoco se debe producir una salida como la de Rodríguez Saá o De la Rúa. La clase política deberá sostener a Kirchner.

-¿Cuáles son los principales errores de su gestión?

-Kirchner tenía un proyecto de poder para 2007, pero el "dedazo" de Duhalde hizo que deba adelantar todo y que no pueda "emprolijar" ninguna de las catástrofes de su propia gestión, que pueden mantenerse más o menos adormiladas sólo con el complemento de la complacencia cómplice de la gran prensa. Cuando algunos índices comiencen a ser más vulnerables, el peso de sus propias catástrofes va a estar más presente. El Estado de Santa Cruz, en materia de impunidad, no tiene nada que envidiarle a la provincia más emblemática del norte argentino. Se trata de alguien que, en un año de gobierno, no pudo demostrar capacidad para conducir una reunión de gabinete.

-¿Cómo evalúa la política de derechos humanos del presidente?

-Es regresiva, divisoria, marketinera. Creo que Duhalde desconocía que su "dedazo" iba a ser transformado en una especie de intento de reparación generacional, aunque sólo oral y retórica, con tantas cuestiones estúpidas que tienen que ver con la instalación de un punto en la agenda política que estaba superado, atenuado. Si en algo se pagó costos en los '90 fue en el intento de reconciliación de la sociedad, que no necesita abrir estas cuestiones dolorosas. Hay una demonización de los '90 encarnada por aquellos que fueron protagonistas de los '90, porque no se trata de gente que sale de un repollo y llega con la gran innovación. Pero en el fondo, en tanto se demoniza, se mantienen los conceptos fundamentales de los '90.

-¿Por ejemplo?

-El arreglo con los centros de poder, sobre todo con USA, que hoy se mantiene como cuestión fundamental de los acuerdos con el FMI. Cada vez que hay una especie de concesión hacia lo que se puede llamar la racionalidad económica, se ve una necesidad de sobreactuar, a izquierda. Y así hoy tiene a la izquierda no discutiendo sobre el pago o no al FMI, sino contenta porque le descuelgan un retrato (los de Videla y Bignone, el 24 de marzo). Hay todo un juego de una izquierda que naufragó en un progresismo que hoy es una playa casi de resignación.

-Porque acá no hay revolucionarios, sino una reivindicación oral de algunos momentos mientras se mantiene exactamente todo aquello que se demoniza. La relación con las privatizadas también se mantiene inalterable. Por eso hay como una posición diluida de la Argentina, no se sabe en qué está el país.

-¿Eso es lo que se percibe en el exterior?

-Hay una especie de regreso a una Argentina imprevisible. Y si hubo algo que tuvo que ver con los '90 es cierta previsibilidad. Una Argentina imprevisible, con default energético, que sorprende con confrontaciones con países limítrofes, con situaciones incómodas por ejemplo con Chile, cuando tanto costó en los '90 resolver todos los diferendos con ese país.

-¿Cómo hace la Argentina para salir de la crisis?

-La crisis llegó para quedarse. El país está muy devaluado, autodevaluado. Yo creo en el camino de la integración: la Argentina es un país que no puede recortarse del mapa y pegarse en la Europa nórdica, donde siempre quiso estar. Debe asumir su destino, tener la mejor relación con sus vecinos, y construir de una vez por todas un capitalismo real. La gran falla de los '90 fue que la transformación económica no fue acompañada por una generación empresarial que tomara riesgos. Y no hay construcción en el sistema capitalista si no se asumen riesgos, si no hay alguien que "ponga de la suya". En este país, en realidad, hay un capitalismo prebendario, es decir un capital asociado al Estado. Hoy casi todo está en manos del Estado, hasta la protesta es prebendaria.

-¿Qué significa eso?

-Que aquellos que se movilizan para cobrar más planes de empleo, casi con un discurso revolucionario, quieren que el Estado directamente les financie un proyecto de militancia política. Esto hubiera conmovido a Lenin, a Marx y a Trotsky. Es una locura. En esta estrategia del vale todo y en un país en default, si argentinos tienen capitales en el exterior por 160.000 millones de dólares, ¿a quién le vamos a pedir inversiones si ninguno tiene confianza para traer su dinero y Kirchner tampoco trae el de su provincia, depositado en el exterior?

- Nadie cree ni en el país ni en la actividad productiva. Hoy no se sabe en qué está la Argentina, cómo puede salir la Argentina.

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Desde Salta - 31 Marzo del 2004 (Es anterior a la masiva manifestación ciudadana)

"Comentarios y criticas"

por Popín Aráoz

He cumplido ya mas de ochenta años y vivo en Salta, que defendió la patria con la sangre de sus hijos. Desciendo de inmigrantes venidos de España hace 300 años, es decir un poco antes que los de la mayoría de mis conciudadanos.

Estos antecedentes lógicamente, condicionan mi visión de las cosas, que por supuesto, no va a coincidir con la de los "progres", a quienes estos ´Comentarios y criticas seguramente parecerán retrógrados y provincianos, teñidos de una desteñida moralina, calificativo con que se suele tachar las posturas morales que resguardan valores, que en última instancia son diques que frenan la destrucción de las instituciones fundamentales de la sociedad.

Ya sé que las escalas tradicionales de valores morales que reglan la conducta personal y cuyo reconocimiento obliga a la conciencia a su cumplimiento están, para estos señores, devaluadas.

Desconocidas por muchos, para los que son un pesado estorbo, han sido reemplazadas por otras pautas de conducta más flexibles, que permiten sin mayor cargo de conciencia, pasear por la política, desempeñarse en cargos públicos, ser jueces o legisladores, dirigentes sindicales, empresarios o ciudadanos que peticionan castigando a los demás en sus derechos, con la sincera, errada o interesada convicción de que todas estas dignas actividades están para su personal beneficio.

Tampoco van a ser - no pueden serlo - absolutamente objetivas.

Trataré de volcar las ideas, no propiamente optimistas, que me asaltan al ver la situación a que ha llegado nuestro país al cabo de sesenta años de una acción continua, que pareciera deliberada, de destrucción del patrimonio espiritual que acarrea como en una imagen especular, la destrucción de su riqueza material. Pareciera deliberada, fruto de una acción conciente, pero es más grave que eso.

Es el resultado de la corrupción de toda la sociedad: de sus dirigentes que se sirven del poder para su beneficio y del común que acepta semidormido la situación, por que ha perdido la dignidad y se ha vendido a las dádivas que le ofrece el poder de turno.

¿Qué ha pasado con la Argentina, que de ser una realidad esperanzada para sus habitantes y para el mundo ha terminado en una desilusión exasperante?

El daño está hecho pero es importante tratar de entender porqué hemos llegado a esta situación, no para buscar culpables, que debemos en distinta medida ser todos, sino para no repetir los mismos errores. Vamos a internarnos en la crítica con ojo y paso de mula, que al dar un tranco mira donde asienta un pie y antes de transferirle su peso se asegura de la firmeza del piso. No encontrarán muchos nombres y números de fechas o estadísticas, por que lo que quiero reflejar en estos comentarios es mi particular visión de las cosas, y sobre todo el estado de ánimo que las mismas me producen Trataré de hacer simples las cosas corrientes, aplicar el sentido común como método de análisis y dar a cada palabra su significado exacto.

Justicia, democracia, libertad, bien común, poder, representatividad, gobierno y también corrupción, venalidad, populismo, fraude, privilegios, dádivas, tienen que volver a significar lo mismo para mí que para mi vecino. El día en que todos estemos de acuerdo en el significado de ciertos términos y ciertas actitudes, es decir, que todos tengamos el mismo diccionario oral y de conducta vamos a poder recuperar nuestra dignidad de país y avanzar hacia un destino común.

El Peronismo creé como artículo de fe que el poder debe ser ejercido por él y que únicamente ellos están capacitados para hacerlo y los demás están para hacerles de coro. Para alcanzarlo cualquier medio es válido: no hay leyes ni normas que se lo impidan.

El ejercicio de esa forma particular de poder absoluto ha desarrollado en cada uno de los órganos políticos o sociales de la Nación una red protectora que preserva su hegemonía y que hace muy difícil el ejercicio de la oposición.

Cada una de la Provincias y aún los Municipios del conurbano bonaerense, es un feudo donde el Señor del mismo es dueño de vida y haciendas (en algunas de ellas en forma literal); donde las leyes se hacen a medida de los intereses del patrón y la Justicia está igualmente a su servicio, donde los dineros públicos se reparten "a piacere" en dádivas, licitaciones y corrupción.

Cada uno de las sindicatos es un comité político peronista que manipula y se aprovecha, con la complicidad oficial, de sus afiliados.

La decadencia tiene como factor principal la corrupción en todos los niveles de la sociedad, no solo en los tres poderes del Estado. Aquí salta más a la vista, golpea más porque todavía queda una débil conciencia de que lo público debe ser trasparente, tal vez porque está en nuestra mano el corregirlo con el voto. Pero, repetimos, la corrupción está en todas partes.

Cuando hacemos una compra y no exigimos el comprobante que el comerciante tiene la obligación de darnos, nos estamos haciendo cómplices de una defraudación al Estado. Cuando se paga a un Contador para que nos busque la forma de evadir alguna obligación impositiva, son corruptos el comitente y el Contador.

Sólo mejoraremos cuando cada uno haga su examen de conciencia, el que la tenga, o su autocrítica y, como resultado, tomar el firme propósito de combatir en nuestro interior la corrupción en nuestros actos cotidianos. Pero tal vez esto no pase en la práctica de ser sólo una expresión de anhelos.

Sin duda han sido atípicas las elecciones presidenciales. Atípicas tanto en su gestación como en sus resultados. La obsesión de Duhalde de acabar políticamente con Menem, han marcado todo el proceso y las han transformado en una interna del justicialismo, de la cual han obligado a participar a todo el pueblo.

Primero, la negativa de Reutemann a aceptar la segura Presidencia que implicaba su candidatura, según todos los pronósticos. ¿Qué supo o qué vio Reutemann tan grave que lo inhibió de aceptar ser Presidente? ¿Con qué o con quién se comprometía de tal forma si hubiese aceptado? Hubiese sido necesario que lo diga para conocer maniobras e influencias nefastas para el país.

Luego, el fallido intento de impulsar a De La Sota, que fracasó por la poca simpatía que despertara el candidato, y por último, la consagración de Néstor Kirchner como candidato oficial, entre gallos y medianoche, para no quedarse en el andén viendo pasar el tren. Los resultados han sido sorpresivos, sobre todo, me parece, para Kirchner, que del fondo de la tabla llegó al balotaje con el 22 % de los votos.

Todo este proceso está condicionado por la formidable estructura armada en el Conurbano por el peronismo bonaerense, que representa el 40% de la población, de la riqueza y también de la pobreza total del país, y el 90 % de su corrupción. Su ruptura es algo para considerar. Los peronistas tienen un ansia de poder a cualquier precio, que los hace, si es necesario, renegar del padre.

Es lo que le permitió a Kirchner aceptar el padrinazgo de Duhalde, y del aparato bonaerense, al que poco antes había calificado de "mafioso" y al que tarde o temprano terminará por traicionar. Sus aliados electorales en las alianzas transversales que ha desarrollado a lo largo del año han sido elegidos sin importar mayormente su origen político o ideológico entre los que tenían alguna posibilidad de triunfar, los que con su apoyo decidido, que implicaba poner en la balanza todo el peso del gobierno nacional, han triunfado en la mayoría de los casos.

Esto le ha permitido ampliar su tropilla sin tener en cuenta pelo ni marca, la que va a cabestrear dócilmente mientras el Gobierno nacional le asegure el pienso.

Como el movimiento se demuestra andando, con los primeros pasos del nuevo Presidente supimos que tiene en su marcha una marcada desviación a la izquierda, y también que por algún defectillo que excede lo físico, no mira con buen ojo lo que está a su derecha.

El Señor Kirchner ha sido montonero. Cuando lo juzgó prudente, realizó una retirada estratégica a su Santa Cruz natal donde, desde su estudio jurídico llegó a obtener una cómoda situación económica. Su socialismo no le impidió tener veintitantas propiedades.

Ello le permitió desarrollar su proyecto político, que lo paseó primero por la Intendencia de Río Gallegos y después por la Gobernación de Santa Cruz, donde una oportuna reforma de la Constitución provincial, a su medida, le permitió una reelección indefinida, un manejo arbitrario del gobierno provincial, incluida la ampliación de la Corte provincial, y transformar en burocracia a la mayoría de la masa salarial de su Provincia, base de su fuerza electoral. Una holgada situación económica provincial sostenida por las regalías petrolíferas, le permitió realizar una importante obra pública y también obtener una reserva monetaria considerable, depositada en el exterior.

Es desconcertante este señor. Cada uno puede hacer un retrato distinto. No se sabe si detrás de sus modales bruscos se esconde una gran timidez o un gran actor. Su figura desgarbada, los faldones del saco desprendido, sus modales rudos y campechanos que desconoce el protocolo, pero que pueden parecer simpáticos en el acartonado mundo de la diplomacia, sus rabietas que ya son clásicas, sus escapadas del cerco de la seguridad, ¿son parte de una estrategia demagógica para crear una imagen que lo acerque al pueblo o es una actitud infantil que se goza con asustar a los buenos burgueses?

Cuando los avatares de la política lo depositaron en el sillón de Rivadavia, volvió desde su auto-exilio patagónico luego de más de veinte años. Ese largo retiro podía haberle servido para una autocrítica y dado una visión serena de las cosas. Por el contrario, sublimaron su resentimiento y sus primeras acciones como Presidente lo mostraron como con la necesidad de pagar una deuda con sus antiguos compañeros de ruta, de justificar ante ellos, o tal vez ante sí mismo, su deserción, mostrando un rechazo visceral hacia todo lo que muestre rastros del pasado que combatió y que odia.

El 22% de votos que obtuvo en la primera ronda, y el retiro de Menem en la segunda, negándole el aval de una mayoría artificial y mentirosa que le hubiera permitido mostrar números más satisfactorios, lo obligaron a crear un espacio político propio, sin el cual no se puede gobernar y que su audacia, su evidente olfato político y la estupidez de la gente, le permitió con sus primeras acciones, empezar a definirlo.

La capacidad de síntesis popular ha bautizado a la forma audaz y contundente de gobernar, como el estilo K, pero algunas de sus acciones han sido tan audaces y contundentes que lo ha duplicado, transformándolo en el estilo KK. Sus primeras acciones impactan y conmueven a la opinión pública, pero han sido cuidadosamente elegidas para que su repercusión sea el seguro aplauso, o la incapacidad de reacción de los agredidos, y muestran a la par, un afán de absorber el poder total sin aceptar sombras ni cortapisas, proclive a transformarse en un poder hegemónico.

Tiene una desconfianza visceral hacia todo lo que no conoce y que no pueda dirigir o controlar. No confía más que en un entorno pequeño y cerrado, que lo rodea estrechamente, que lo sigue desde su Provincia, que maneja con la mirada, al que indica qué va a decir y cómo va a actuar.

El descabezamiento de las cúpulas de las Fuerzas Armadas ha sido una maniobra política para poner en cabeza del Ejército a un amigo y sacar a los que su resentimiento los ubicaba como enemigos, y para saciar sus ansias de revancha.

Toda su relación con las Fuerzas Armadas está teñida de desconfianza y revanchismo, de manejo hegemónico y de establecer una dirección amiga y complaciente. ¿Hay ahora, acaso, el mínimo peligro de que los militares puedan desconocer de alguna forma a la Constitución y constituir un peligro para la misma? En este sentido, el Presidente Kirchner es un buen discípulo de Perón: Al enemigo ni justicia.

¿Quién va a renegar de la intervención al PAMI, ya que hay conciencia pública de que en él se lucra con las necesidades de sus afiliados desde que nacen hasta su entierro, y de que era una caja para solventar la política?. Evidentemente, con la Intervención no se han solucionado los problemas, y con las autoridades que surjan de una nueva elección ¿no se estará cambiando de prebendarios?

¿Alguien, acaso, puede querer vivir fuera del mundo, con lo nuestro, sin crédito, como parias, imitando a Cuba, por no llegar a un arreglo con el Fondo?. ¿Porqué toda esa verborragia demagógica renegando de lo que se sabía era insoslayable? Todos están de acuerdo con la necesidad de pagar lo que se debe en las mejores condiciones para el país. ¿Pero son las mejores condiciones posibles las que se han planteado para el arreglo de la deuda?

La prepotencia y las actitudes airadas, que al Gobernador de Santa Cruz tal vez le resultaran efectivas en su feudo, que se come crudo al F.M.I. no resultan más que una pose para consumo interno, cuando ese arreglo deja intacto los derechos al cobro de la totalidad de las acreencias de los Organismos Internacionales a costa de los demás acreedores que deberán soportar por ese motivo una mayor quita y un excesivo mal trato.

Si el mundo le está pidiendo buena fe en las negociaciones, no puede cerrarse caprichosamente en su oferta y debe buscar otras alternativas. Si la dura realidad señala que no hay otra solución, entonces deje el Gobierno de mentir y diga claramente la verdad y explique porqué no puede salirse de su ofrecimiento sin poner en peligro la estabilidad de la Nación. Olvida que hay otras partes con intereses contrapuestos, a las que no puede descalificar con agravios y a las que no va a convencer que cobrar el 25 % les es muy beneficioso económicamente y que deben agradecer la generosidad del Gobierno: o esto o nada. Tampoco todos los poseedores de bonos son de la misma índole: hay fondos buitres y tenedores de buena fe, a los que no se puede tratar de la misma manera.

¿Quién va a defender a los Jueces de la Corte Suprema que eran sirvientes del mandatario que los eligió? Con las renuncias y las remociones por Juicio Político, se ha abierto amplias posibilidades para integrar una corte sabia e independiente. Pero lo hecho hasta ahora en este sentido, no asegura tal cosa. El nombramiento de Maqueda es netamente político partidario. Se podrá decir que no ha sido hecho por Kirchner, pero sin dudas le es políticamente afín.

La forma de selección del candidato del Poder Ejecutivo a miembro de la Suprema Corte, que pareciera asegurar la apertura y transparencia de la misma, es de nuevo mentirosa e hipócrita ya que la mayoría justicialista en el Senado asegura la elección del candidato propuesto por el poder Ejecutivo, el que ha desconocido las tachas e impugnaciones que se les han formulado a ambos candidatos, que en una apreciación objetiva hubiesen sido suficientes para negarles su postulación.

Un Juez de la Corte que desconoce una deuda fiscal y otra que obstinadamente, sin ninguna prudencia, defiende ideas que hieren a la mayoría del pueblo argentino, no es lo más apropiado como paradigma. Más democrático e imparcial sería que el Presidente envíe al Senado la propuesta con las impugnaciones y apoyos recibidos durante el período de consulta para que cada Senador las evalúe y pueda emitir su voto con mayor conocimiento de causa, de acuerdo a su leal saber y entender.

En los Juicios Políticos tramitados en el Congreso aparece de nuevo el ánimo hegemónico del Poder Ejecutivo. A pesar de que había suficientes motivos para juzgar a los miembros de la Corte en un juicio justo e imparcial, que igual iba a terminar en la expulsión, se ha preferido el atropello de las formas y la prepotencia de la mayoría. Con estas maniobras la Corte sólo está cambiando de amo.

No es que el pasado deba aceptarse con beneficio de inventario y a libro cerrado. Pero si abrimos este libro lo revisemos página a página con espíritu de justicia y no de revancha, tomando los hechos en su totalidad e imparcialmente. Haga cada uno su examen de conciencia y su autocrítica viendo en qué ha fallado, en qué se ha excedido, qué ha hecho, qué ha omitido hacer y qué puede hacer ahora para reparar las faltas cometidas y poder seguir hacia adelante con la conciencia liberada. Si no se procede así las heridas seguirán sangrando.

Pero ¡ojo! este ejercicio de higiene mental tienen que hacerlo todos. Si se juzgan los hechos de la guerra sucia de los 70 hay que recordar que hubieron dos bandos enfrentados y que los dos cometieron excesos. Es cierto que a uno de ellos, el Gobierno del Proceso, corresponde, a priori, un mayor rigor para juzgarlo por haber obviado la legalidad de sus actos, que tenia la obligación de respetar, realizando acciones incalificables, no importa su número, amparados por la impunidad. Sin embargo estas hechos ya han sido juzgados por la Justicia y por la sociedad, que han determinado los grados de responsabilidad de cada uno de los actores y condenado a los máximos responsables a una verdadera muerte civil, pretendiendo borrar su memoria y castigando hasta a sus descendientes.

Los Subtenientes de la época de la guerrilla, actuales Coroneles del Ejército, no pueden estar sujetos a la inquisitoria de personas u organismos interesados en su desprestigio, que apoyados desde lo más alto del Gobierno, se sienten con la fuerza suficiente para impugnarlos y frustrar sus carreras en el Parlamento.

No es que el General Bussi, que ya ha sido juzgado y se quiere hacerlo de nuevo, sea especialmente simpático o carismático, pero algún recuerdo positivo de sus acciones militares o de su administración civil debe haber dejado en Tucumán para que la gente lo siga favoreciendo con su elección.

Si al Sr. Miguel Bonasso, ex guerrillero, no se le discute su título de legislador, tampoco debe discutirse el del Gral. Bussi, que ha sido elegido por ciudadanos libres.

La Sra. Elena Cruz no atenta contra la Patria ni pone en peligro a la democracia cuando defiende algún perfil de Videla, y tiene todo el derecho de hacerlo sin que deba sufrir agravios y ataques, incluso físicos, cada vez que salga a la calle o intervenga en algún debate.

Sin duda la solución adoptada para empezar la reconciliación, no era perfecta, ni satisfacía a todos. Pero era un camino posible, ya recorrido, que ponía una cierta equidad en las soluciones ofrecidas y sobre el cual se podía avanzar para su perfeccionamiento.

Pero todo esto lo ignora el Presidente Kirchner en su afán revanchista. Por un acto parlamentario ilógico y nulo se pretende desconocer, como si no hubieran existido, las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. Pero esas leyes han existido, han tenido vigencia casi 20 años, han tenido sus efectos y no las pueden borrar los mismos que las impulsaron. O por lo menos no debieran hacerlo.

¿Y la otra cara de la "represión inhumana", "terrorismo de Estado", "guerra sucia" o como quiera llamársele? Recordemos que la acción violenta empezó con el secuestro y muerte del General Aramburu, mostrado jactanciosamente por sus autores y aplaudido por Perón; recordemos la muerte de Rucci por los Montoneros y que a la "Triple A" la creó Perón; que estaba entre los fines de los Montoneros y el ERP la creación de una zona liberada en Tucumán, que llegaron a proclamarla aunque no a implementarla; que los tribunales creados para juzgar los hechos de la guerrilla dentro de la ley fueron borrados de un manotazo por el gobierno de Cámpora y que sus jueces han sido luego asesinados uno a uno; que la orden de aniquilar la guerrilla la dio el gobierno de Maria Estela Martínez de Perón.

Los actos violentos de la guerrilla han sido cometidos, no por asesinos en acciones individuales desesperadas, sino fríamente por bandas armadas, con su organización vertical de mandos, con su logística e inteligencia y con propósitos políticos definidos, orientados a la toma del poder por la fuerza de las armas. Cuando menos les cabe la calificación de "asociación ilícita" y traición a la Patria.

La batalla militar de la guerra sucia ha sido ganada por el gobierno del Proceso, pero ha perdido la paz. La victoria final ha sido de las organizaciones guerrilleras, o mas bien de sus jefes, que han mostrado una capacidad de adaptación a las cambiantes circunstancias vividas desde entonces, que les ha significado copar aspectos claves del proceso posterior, como los medios de comunicación y el manejo de la opinión pública. Esta circunstancia ha permitido la vigencia de la izquierda peronista, violenta y ansiosa de revancha, que ha eclosionado, como hongo después de la tormenta, con el triunfo azaroso de Kirchner.

El juicio de Nuremberg, que ha determinado culpables y ha impuesto penas graduadas, cerró de una vez para siempre el capítulo de las responsabilidades de los actores principales de las iniquidades cometidas en una guerra terrible. Pero se acusó, se juzgó, y se terminó el proceso penal, incluso para los genocidas de la solución final de los judíos. Alemania y sus aliados pudieron incorporarse a la vida democrática y contribuir a la formación de la nueva Europa.

España, después de 2.000.000 de muertos también encontró la forma de cerrar cuentas y seguir adelante, y hace bien el Juez Garzón, si quiere protagonismo mediático, de buscar afuera chivos emisarios, y no en España, que ya ha cerrado sus heridas y que no va ha permitirle su reapertura.

Y los ejemplos pueden multiplicarse. Cuando la Justicia se transforma en venganza y el odio dirige las acciones, cuando no hay voluntad de reconciliación y el que ha estado en el otro bando sigue siendo un enemigo, no es posible un destino común, y seguiremos hallando nuevas culpas y nuevos culpables. Tal vez las nuevas generaciones sean más generosas o más inteligentes que la actual y puedan comprender, ayudadas por ese gran moderador que es el tiempo, que hay caminos más efectivos para avanzar juntos que los que se ha recorrido hasta aquí. Pero habremos perdido cincuenta años....

No puede haber reconciliación sin justicia ni justicia sin verdad. Es cierto. Pero no puede haber reconciliación sin ceder algo de lo que cada uno considera justo, y es imposible hallar razones que satisfagan totalmente las ansias de revancha, de reivindicación, de reconocimiento o de mera satisfacción moral que acuna cada uno.

No hay una sola verdad. ¿Cuál es la que hay que tomar para determinar lo justo? ¿La que cada uno ha forjado desde su ubicación en la lucha en ese momento? ¿O tal vez la que en una postura más positiva, sin dejar de creer en la razón de su dolor o de su resentimiento, abre su corazón a los otros para buscar coincidencias y poder pensar en un destino común?

Ello es solo posible cuando no se ha transformado el dolor en odio. Yo no dudo del dolor de los deudos por los muertos de ambos bandos en la guerra sucia de los años setenta. La gran mayoría de ellos hacen su duelo para adentro de su corazón y de su casa. El hogar debe ser un alcázar de piedra que preserve de miradas extrañas la intimidad de sus moradores en el duelo inmenso de la pérdida siempre injusta de un familiar joven, con sus llantos e imprecaciones, sus silencios, sus ritos y su desesperanza.

También creo en la necesidad de cada uno de encontrar la verdad de lo sucedido con sus muertos y que se agoten los trámites para ese fin.

Pero cuando las Madres de Plaza de Mayo y otros grupos hacen público y mediatizan su duelo y sus miembros ingresan en el Poder aprovechando su afinidad ideológica, me deja una sensación de insinceridad, como si más importante para ellas fuera la exhibición pública de su dolor que el dolor íntimo que se puede sentir por la pérdida de un hijo.

Cuando el duelo se transforma en un espectáculo con pañuelos y marchas ya no consuela el llanto callado y recoleto sino que es necesario redondear la representación con una actitud acorde: la necesidad de la venganza pública.

Acompañar estas manifestaciones desde el Gobierno, es desmerecer el dolor de la otra parte y desconocer los orígenes y las consecuencias de la feroz confrontación que se ha vivido en los años setenta. Tengo para mí, como si en los padres, un remoto y no aceptado sentimiento intuye que han sido ellos, por acción u omisión los responsables de esas muertes, que pretende transferir, vaya a saber por que mecanismo de autodefensa, su responsabilidad a sus adversarios, a los que transforma en enemigos.

Su culpa es, si por acción, por no haberles importado, privilegiando la ideología, las consecuencias de mandar a la muerte a tantos jóvenes, idealistas tal vez pero equivocados. Si por omisión, el no haber querido saber lo que hacían sus hijos y haber mirado hacia otro lado sin poner límites a la decisión tremenda que tomaban esos jóvenes en el juego de la muerte que estaban jugando.

El Gobierno ha declarado su intención de hacer un Museo de la Memoria en donde estaba la Escuela de Mecánica de la Armada. Esto no es nada más que otra manifestación, como tantas otras, del propósito de alimentar el odio y de mantener abiertas las heridas de los 70. Es un homenaje parcializado, que institucionaliza el resentimiento y cierra los caminos para una reconciliación. Y mientras no se entienda que la ley no puede dividir en réprobos y elegidos y que los castigos deben ser asignadas a todos, con absoluta objetividad en ambos bandos, de acuerdo a sus culpas, esta nuestra querida Patria va a seguir siendo una exiliada de si misma.

¿Es este un gobierno de izquierda?. Cuando un animal tiene fauces y colmillos de león, melena de león, cola de león y ruge como león, seguramente es un león. O son efectos especiales que hacen rugir y amenazar como león lo que es solo papel pintado. Ya hemos dicho que desde sus primeros pasos este Gobierno se manifestó de izquierda y evidentemente su corazón está allí. Parece realmente un león que ruge y amenaza como tal.

¿Pero esto es real o son efectos especiales?. Ambas cosas: el tigre real que ruge y amenaza con comerse vivos a Bush, el F.M.I. y a los ahorristas es para consumo interno y corresponde al corazón y a los deseos del Presidente.

Los efectos especiales, que al cabo es lo real, son resultado de un choque entre su ideología y su instinto de supervivencia política. Aquella, su ideología, le impone un discurso acorde con sus convicciones, para el consumo interno, alimentando la hipocresía interesada del pueblo para que acepte complacido los argumentos y piruetas del Gobierno para tratar de hacer digerible su política internacional. De allí su consenso en las encuestas.

Sin dudas, las explicaciones populistas de cualquier acto suenan mejor a la masa porque lo presentan como si llenara mejor sus aspiraciones, cuando lo que hace es adecuar la explicación a los deseos o necesidades de la gente. Se aprovecha de un anti-norteamericanismo y un izquierdismo ciegos, que no se analiza, y que creo deriva de un sentimiento de inferioridad, nacido como consecuencia de nuestro fracaso como país, y que el Gobierno sabe explotar. Demagogia pura.

De allí el k.o. a Bush, la pelea con Noriega, los coqueteos con Castro y Chávez, las invectivas fulminantes contra los organismos internacionales de crédito, la pelea con los empresarios españoles a los que puso a parir, las amenazas contra las empresas proveedoras de servicios públicos, que tienen, todos, por esas cosas de la vida imposibles de entender, el consenso popular. Lo que no habla muy a favor de nuestro pueblo. Todo para consumo interno, que para afuera son cosas para reír.

Hay en el pueblo un rechazo interesado a la aceptación de las ideas necesarias para encontrar la ubicación que le conviene al país en el mundo, para su desarrollo político y económico. Son muchos años de populismo que han terminado por adormecer el sentido crítico de la gente y han destruido la cultura del trabajo.

Cuando los beneficiarios de los Planes Trabajar piden aguinaldo y los piqueteros le exigen al Gobierno pasajes para veranear en la Costa Atlántica, y no hay reacción, es que hemos sobrepasado nuestra estupidez y hemos llegando al fondo.

Cuando los empresarios gestionan a través de los lobbies privilegios económicos extraordinarios para sus empresas o los Gobernadores aseguran para sus provincias un trato preferencial del Gobierno nacional a cambio de apoyo político y a costa de las otras, están cometiendo el mismo pecado político que aquellos.

Pero por otra parte la realidad, la necesidad de sobrevivir, le exige prudencia, sentido común, ubicación. El Presidente que ha pesar de su tozudez no parece tonto, tal vez ha comprendido que no puede en el ámbito de las relaciones internacionales, vivir en una permanente disputa, tratando de imponer con prepotencia y atropellando sus puntos de vista, por más razonables que sean; y que el único perdedor de esta disputa va a ser la Argentina.

Los empresarios, que han invertido tantos millones de dólares en este país, van a quedarse e invertir más si se sienten ellos respetados como personas y seguros los réditos razonables de sus capitales, dentro de un clima previsible de reglas claras.

Si el Gobierno cree de buena fe que no hay otra solución que la propuesta, debe explicarla con razones convincentes y creíbles y presentadas para hacerlas aceptables en el exterior. De otro modo, de persistir en su postura soberbia y autista, va a conseguir aislarse, lo que quizás es lo que busca.

Pero sin dudas, el principal factor para una solución sustentable y digna es la confianza que pueda despertar el país por el cumplimiento de sus obligaciones. Este es el gran desafío y el que va a decidir el éxito o el fracaso de cualquier gestión.

Por supuesto en la política interna reina el mismo tono que se ha marcado como característica del estilo de Gobierno. La ideología colorea todo el panorama de un rosado que quisiera llegar a rojo, y que se advierte en actos de gobierno y nombramientos al estilo K.

El Gobierno inicia su arranque desde un nivel tan bajo en todos sus índices, que casi el único movimiento posible es hacia arriba. En la economía hay un mejoramiento evidente. Se ha obtenido una cosecha sin par, exportaciones records y una balanza de pagos con un probable saldo positivo para este año de 15 mil millones de dólares.

Pero poco o nada se ha hecho como acción oficial para mejorar la calidad de las exportaciones con mayor valor agregado, modernizar nuestras industrias para competir en el mundo o aprovechar la capacidad de nuestros técnicos y profesionales. Si se sigue apostando al menor esfuerzo y no se mejora la "calidad" de nuestras producciones exportables nos estamos condenando a ser nada mas que proveedores de alimentos.

Hasta ahora el crecimiento del consumo y el saldo comercial favorable se ha sustentado en la mayor ocupación de la gran capacidad ociosa de la industria y en la sustitución de importaciones. Pero para crecer es necesario inversiones que el ahorro interno no está en condiciones de realizar, y políticas de fomento y defensa de la producción propia, que hasta ahora no se ven.

La dualidad y la ideología dirigen la política de derechos humanos del Gobierno. No le cabe al Presidente la idea de que lo es de todos los argentinos, y que tanto debe asegurar el respeto de los derechos humanos de sus correligionarios que de sus adversarios, incluso aquellos que su fijación ideológica ve como enemigos indignos de tal beneficio.

Los derechos humanos deben ser para todos, incluso para los muertos civiles que la venganza de los triunfadores de río revuelto ha condenado. En caso contrario no son nada mas que una mentira manipulada políticamente.

No se puede argumentar que el Gobierno del Proceso ha desconocido los derechos humanos para ahora caer en lo mismo y discriminar en el reconocimiento de esos y de otros derechos fundamentales, que niega, no solo para los que han sido sus enemigos en la guerra sucia, sino también para su entorno, sus familiares, sus amigos, sus defensores.

Es hipócrita semejante disparidad de juicio, aunque el Presidente crea que para un peronista no hay nadie mejor que otro peronista.

Una de las cosas que sacan de quicio al Presidente, por que atacan lo que él considera sus fueros de patrón de estancia y su ciencia infusa, es que le indiquen o le aconsejen lo que tiene que hacer. Otra es que se dude del acierto de su juicio.

Los piqueteros duros han cometido ese doble pecado. Mientras perturben la vida de la gente cortando rutas y calles y acampando en pleno centro de Buenos Aires, o encierren a un Ministro, llamen a la desobediencia civil y amenacen con tomar el poder a los tiros, no tiene importancia y son desahogos propios de gente divertida que no tiene nada que hacer. Pero cuando exigen la restitución de 250.000 Planes Trabajar, es decir, que le den el manejo de 37.500.000 pesos mensuales, que el Gobierno ha decidido suprimir, y que vuelva atrás, es poner en entredicho la ´justicia, la razón y la certeza´ de las decisiones del Gobierno y de su Jefe.

El Gobierno cumple su palabra, así se venga abajo el mundo. Ya ha tomado la decisión: no va a reprimir, pero tampoco va a restituir los Planes Trabajar. Y en este estúpido tira y afloja va perdiendo autoridad y se va destruyendo el tejido social. Pero el Presidente ha salvado su orgullo.

Recién despierta el Gobierno cuando la gente afectada reacciona: un taxista que pretende forzar el corte y que recibe palos, o los comerciantes que no venden y se quejan, o la amenaza de armar un piquete en contra de los piqueteros. Le angustia la lucha de pobres contra pobres, por que puede afectar su imagen de Robin Hood, sacando a los ricos para los pobres o de Quijote arremetiendo contra los molinos de viento sin medir las consecuencias.

Los Planes Trabajar y otros semejantes son un invento multipropósito. Le sirve al Gobierno para disminuir los índices de desocupación, a los Ministros para no tener que pensar alternativas que los sustituyan por trabajo legítimo y a los beneficiarios para no tener que trabajar. Acertó el que los bautizó Planes Descansar. Cuando se fomenta una cultura del ocio y se estima un derecho lo que es una dádiva graciosa de un Gobierno peronista, es decir, populista y demagógico, se llega a extremos que serían cómicos si no serían trágicos.

Es cierto que con estos planes se está resolviendo un gravísimo problema social, pero se lo hace de la peor manera. La solución no está en fomentar el ocio sino en crear trabajo legítimo

¡Cualquier cosa menos la limosna denigrante! La demagogia es la degeneración de la democracia y el populismo su principal herramienta. Es gobernar con un discurso que pinta utopías caras al pueblo, ofrece dádivas imposibles de cumplir, sustituye la Justicia ciega por un remedo que mira, antes de dar sus fallos, a quienes litigan, su posición en la sociedad y su filiación política. La democracia debe asegurar a todos los habitantes la igualdad de oportunidad, lo que no quiere decir que el Estado deba asegurar a todos el mismo éxito en la vida, que depende del esfuerzo y aplicación de cada uno.

La educación es el gran déficit de nuestra sociedad. No se encuentran soluciones que den respuesta a los problemas fundamentales, y elementales al mismo tiempo, que aquejan a la enseñanza en todos los niveles, posiblemente por desconocimiento de los mismos problemas o por incapacidad para resolverlos. Evidentemente no se llega a alcanzar la magnitud de las falencias de nuestra educación pública y la enorme distancia que se ha retrocedido en este aspecto.

Todas las energías se gastan interiormente en consolidar la base político-electoral, la hegemonía ideológica y el discurso populista, y hacia afuera en los choques inútiles y desgastantes y declaraciones explosivas o irónicas para tapar la falta de razones, seguidas casi de inmediato por acciones que desmienten la dureza de aquellas.

¿Y la seguridad?. Nuestras vidas y haciendas están a merced de los delincuentes, a los que las leyes les dan beneficios que casi los impulsan a delinquir y a reincidir. Después de veinte años ya no es ¨la mano de obra desocupada de las fuerzas de tareas del Proceso¨ la que actúa sino ladrones, asesinos y violadores nacidos y criados al amparo de esta Democracia, que para ser la mejor forma de gobierno posible tiene que encontrar la manera de defender a los ciudadanos de los delincuentes comunes o extraordinarios, de antifaz negro o de guante blanco, con musculosa o uniforme. Y también, en esto, solo palabras y vacilaciones.

Se debe gobernar para todos, sin hijos ni entenados, sin importar si lo que piensa alguien sobre algún tema cualquiera es de derecha, de izquierda o de centro, siempre dentro de la ley.

Pero si el Presidente elige la confrontación y alimenta la división en réprobos y elegidos, poco camino tiene y es cuestión de sentarse, como el persa, a ver pasar el cadáver del enemigo.

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