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Índice de la fecha

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Ha sido objetivamente la noticia de la semana. Indudablemente debatible y con muchas aristas, se suceden aun los puntos de vista más diversos al respecto, desde diferentes ángulos políticos argentinos.

Publicaremos hoy muchos de los escritos publicados, para su cotejo y propias conclusiones por los mismos lectores; solo habrá el límite de siempre en nuestra selección, que motivará omisiones completas o parciales: no publicaremos insultos personales ni contribuiremos deliberadamente a la desunión interna de las FFAA, más allá del daño ya producido por este acontecimiento y tantos otros a que son sometidas tales Instituciones desde el año 1984, por parte de los ideólogos de los derrotados en los 70´.

No podemos por otro lado dejar de resumir a continuación nuestras convencidas opiniones sobre la ESMA y el Grupo de Tareas Antiterrorista allí asentado a partir de mediados de abril de 1976, tal como lo hemos hecho siempre en relación a la justa lucha de las FFAA argentinas contra los ejércitos revolucionarios terroristas que buscaban someter nuestra nación a un régimen totalitario marxista:

• No estamos de acuerdo con ceder tan sea un centimetro cuadrado de ese predio a los aliados del terrorismo, no es el tamaño de terreno lo determinante del agravio sino los principios afectados.

• Ese Grupo de Tareas fue solo uno más de varios de la Armada y de muchos más en el total de las tres Fuerzas Armadas. Ni remotamente fue el mayor ni el más importante en medios materiales ni en personal asignado, ya que el grueso de la ESMA continuaba abocada a sus tareas académicas; su importancia ha sido expresamente exagerada por la propaganda activista.

• Ha sido deliberadamente demonizado por los ex terroristas, dada su ubicación geográfica ideal para crear un falso símbolo de propaganda, siendo los denunciantes todos ex terroristas allí prisioneros y liberados al finalizar el conflicto con su derrota. A estas personas, dispuestas a asesinar friamente militares para alcanzar sus objetivos políticos, sería muy ingenuo o deliberada hipocresía el asignarles credibilidad de testigos imparciales.

• Por el contrario, les es difícil a los grupos denunciantes explicar aun en su dialéctica oportunista el dato más rotundo, la cantidad notable de ex terroristas liberados al finalizar la guerra. Es de destacar que solo en la causa abierta ilegalmente por el juez Garzón en España, allí nada menos, figura una detallada lista de unos 240 liberados desde la ESMA, con apellidos y nombres.

• Extraños malvados los de ese Grupo de Tareas, que finalizada la contienda y a sabiendas de que algunos de aquellos serian quizás futuros falsos testigos ante nuevos vientos políticos, no dudaron siquiera en tales libertades. Tema usualmente soslayado por las falaces denuncias.

• La guerra contra el terrorismo fue cruel como todas las guerras, solo que más amarga por ocurrir entre compatriotas. No fue indiscriminada ni caían inocentes, por el contrario una excelente inteligencia operativa permitió que la casi totalidad de los caídos fueran efectivamente terroristas, en su mayoría Montoneros por ser la organización más grande; esto ha sido reconocido reiteradas veces por el mismo Firmenich, harto de los hipócritas que presentan a sus muertos y desaparecidos como pobres víctimas inocentes.

• En ese contexto, el personal asignado por la Armada a lo largo de su cadena de mandos para combatir desde la ESMA, fue y lo hizo lo mejor que pudo, con patriotismo y aportando su cuota de muertos y heridos a la defensa de la República, al igual que sus demás camaradas de armas en todo el país. No fueron ni Rambos ni psicópatas, solo miembros de la Armada a quienes les tocó una guerra muy difícil y la afrontaron como era su deber, aun a sabiendas que algún día las dirigencias políticas argentinas que entonces clamaron por su auxilio, los traicionarían por la espalda.

• Algunos de ellos fueron condecorados por heroicos desempeños en combate, inclusive les tocó igual papel en la gesta de Malvinas, hoy sin embargo varios están injusta e ilegalmente presos o próximos a serlo, mediante los abracadabra de nuestros incorregibles políticos y la indiferencia de muchos argentinos de estas época decadentes que solo se preocupan cuando de sus bolsillos de trata.

• Como soldados muerden los dientes y esperan, saben dentro de todo que a muchos camaradas les toco aun peor suerte, morir en combate o ser asesinados por la espalda por los que hoy acusan con angelicales rostros.

• Algún día, tal vez lejano, la Patria los reconocerá, esperamos.

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Editorial : "Deshonor"

Cuando se esperaba del almirante Jorge Godoy una reacción de hombre de honor, indignado por el anuncio del presidente Kirchner de instalar en la ESMA un museo destinado a humillar a la Armada argentina, se descubrió con estupor que, por el contrario, la estrategia gubernamental contaba con la complaciente y comedida colaboración de quien debía darse por el más agraviado.

El almirante Godoy no sólo adhirió a la maniobra, sino que dio por probado que el edificio de la escuela "fue utilizado para la ejecución de hechos calificados como aberrantes y agraviantes de la dignidad humana, la ética y la ley, para acabar convirtiéndose en un símbolo de barbarie e irracionalidad".

¿Calificados por quién? Por los mismos terroristas que los marinos derrotaron en la guerra sin reglas a la que los desafiaron. De esos testimonios están plagados los juicios inconclusos, sobre cuya endeblez se apoya la campaña en contra de las Fuerzas Armadas.

De ellos se valieron las asociaciones que dicen defender los derechos humanos para requerir del gobierno - presumiblemente de antemano acuerdo - la instalación o fabricación del supuesto museo.

Hasta no verlo no se hubiera creído que un marino argentino se prestara, de manera oportunista, a semejante bajeza. Una excusa sin embargo tiene, la que él mismo invoca, la de "compartir plenamente el pensamiento del gobierno nacional".

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Editorial I: "La autocrítica de la Armada"

Al repudiar enérgicamente las violaciones de los derechos humanos perpetradas en la década del 70 en dependencias de la ex ESMA, el jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Jorge Godoy, ha prestado un valioso servicio a la causa de la pacificación nacional.

La autocrítica histórica, como lo hemos dicho más de una vez en esta columna editorial, no debilita a las instituciones: al contrario, las enaltece, las hace más grandes y fuertes. Reconocer hidalgamente los errores y extravíos del pasado, por sombríos que hayan sido, no debe ser visto como un signo de flaqueza, sino como un gesto de valentía y ejemplaridad moral.

La Argentina vivió en los años 70 una de las experiencias más trágicas de su historia. Las instituciones y los sectores sociales y políticos que se vieron involucrados en el salvaje proceso de violencia que desangró al país en ese tiempo tienen el deber de asumir públicamente sus responsabilidades y de admitir sus equivocaciones. Algunas instituciones y algunos sectores ya lo han hecho. Al manifestar, con dolor, que el edificio de la ex ESMA "simboliza la barbarie y la irracionalidad", el jefe de la Armada ha sumado un gesto que tiene el significado de un severo autoexamen institucional y que constituye - hay que insistir en esto - un aporte de gran significación estratégica a la reconciliación de los argentinos.

Lamentablemente, la sociedad sigue esperando una actitud similar de otros sectores políticos e ideológicos, sobre todo de aquellos que incitaron a la juventud de aquel tiempo a empuñar las armas para imponer violentamente sus ideas y a cometer actos de terrorismo.

Nadie ha hecho el más mínimo "mea culpa" por esos hechos, que desencadenaron en la República un baño de sangre y llevaron a muchos argentinos al exterminio. Al contrario, los continuadores ideológicos de aquellas líneas de pensamiento insisten en alentar una revisión parcial del pasado, cargando las tintas sobre los delitos perpetrados desde las estructuras del Estado y guardando sugestivo silencio sobre las agresiones provenientes del campo de la subversión.

Por lo demás, corresponde celebrar que el Gobierno haya decidido acotar su proyecto de erigir un museo de la memoria, que ya no ocupará la totalidad de los terrenos de la ex ESMA sino el limitado espacio de lo que fue el casino de oficiales del organismo. De ese modo, los institutos educativos de las Fuerzas Armadas que funcionan actualmente en el predio podrán seguir desarrollando sus actividades. Es una muy buena noticia, ya que esos institutos, dedicados principalmente al estudio de las disciplinas relacionadas con el arte de la navegación, tienen un alto nivel de excelencia.

Desde esta columna nos hemos manifestado en desacuerdo con la idea de crear en el predio de la ex ESMA un museo de la memoria. Dijimos que esa iniciativa es inoportuna y peligrosa, en cuanto puede contribuir a reabrir, en la sociedad, las heridas del pasado. Hoy no rectificamos esa opinión, pero valoramos el gesto de racionalidad y buena voluntad que asoma detrás de la decisión de reducir la dimensión del museo. Entretanto, creemos que se debería considerar la idea de erigir en algún lugar un monumento a la memoria de todas las víctimas de los años 70.

Cuanto ayude a cerrar las heridas abiertas por los enfrentamientos de ese tiempo significará un aporte inestimable a la recuperación del espíritu de unidad nacional y a la construcción de una Argentina libre de odios y comprometida con el futuro.

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"El discurso de Godoy"

"Como oficial retirado de la Armada Argentina, solicito la publicación de esta carta.

"Concurrí, anteayer, a los jardines del edificio Libertad, sede del Estado Mayor de la Armada, con el fin de participar en los homenajes al almirante Brown, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento.

"En dicha ceremonia, el actual jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Godoy, anunció que, por pedido del presidente Kirchner, entregaría el edificio donde funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada para que se instale en él un Museo de la Memoria, destinado a recordar las atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas en los años 70, así como a sus víctimas.

"El almirante Godoy justificó dicha medida al reconocer que en ese edificio hubo delitos aberrantes contra la ética, la moral y la ley, que la Armada jamás debió cometer. Recuerdo al almirante Godoy que las órdenes «aberrantes» salieron del mismo despacho que hoy ocupa en el edificio Libertad. Tal vez debería ofrecer su escritorio para que se instalen allí las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

"¿Recordará ese museo que esa época de violencia y muerte no la inauguraron las Fuerzas Armadas, sino la guerrilla terrorista, que intentó tomar el poder para instalar una dictadura marxista?

"¿Recordará que la muerte de 300 personas en Ezeiza al regreso de Perón, los asesinatos de dirigentes gremiales como Vandor, Alonso, Rucci, Coria, así como los de miles de miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad y otros hombres, mujeres y niños no fueron producto del terrorismo de Estado?

"¿Recordará que durante el gobierno peronista de Isabel Perón hubo también terrorismo de Estado? ¿Recordará que Perón echó de la Plaza de Mayo a los montoneros y demás izquierdistas? ¿Recordará que el peronismo dispuso aniquilar a la guerrilla hasta que no quedara señal de ella?

"¿Recordará sólo a las víctimas de la represión o también a las de la subversión? Si no lo hace, no será un Museo de la Memoria sino de la desmemoria. Y, al ser parcial, será en realidad un museo del odio, de la venganza, de la revancha.

"Godoy olvidó que la ESMA no sólo fue sede temporaria de acciones condenables, sino que posee una tradición y una historia que excede en mucho tales momentos lamentables.

"No es criticable por lo que dijo, sino por lo que olvidó decir.

"Propongo que para la «memoria» que se desea recordar se utilice alguna de las llamadas «cárceles del pueblo», usadas por la guerrilla terrorista para secuestrar, torturar y asesinar a sus víctimas.

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"La autocrítica de la Armada"

El mensaje del Jefe del Estado Mayor Naval, abjurando del pasado y exhortando a construir el futuro, debe ser correspondido por el poder político y la sociedad toda.

Singular repercusión ha alcanzado el mensaje del Jefe del Estado Mayor de la Armada afrontando la situación dolorosa, pero necesaria - según sus propias palabras -, de los hechos sucedidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, durante los años del Proceso Militar.

Se ha dirigido el almirante Godoy a la fuerza que comanda, pero también lo ha hecho a la platea política y a la sociedad en general. Se destaca, en primer lugar, el grado de subordinación a su mando natural, el presidente de la Nación, dado que apela a similar argumento: No se puede pensar en el porvenir, ni construir en el presente, permaneciendo prisionero del pasado.

Habla también el mensaje de la sensibilidad propia del hombre de armas necesitado del mando, pero de un mando que contemple la visión de buena parte de sus subordinados. Debe interactuar con los oficiales más jóvenes, que - según su apreciación - desean alivianar sus mochilas de la carga de un pasado que no vivieron y que condiciona sus carreras y hasta su inserción social. No debe ignorar que la Fuerza pertenece a la Nación toda, y que no puede ser parte de la ambición general de progreso y bienestar sin un entendimiento cercano con la sociedad civil.

Está claro que recogerá el resentimiento de algunos de sus camaradas, y abonará sin desearlo la intolerancia de algunos sectores irreflexivamente enfrentados con cualquier uniforme. Tal vez escuche el reproche de aquellos que sientan que, al referirse a los excesos de sus antecesores en el mando naval, haya omitido observar el otro lado de la luna.

Un dirigente debe mirar hacia el futuro, como lo enseñan los grandes países europeos, civilizaciones milenarias que supieron restañar sus heridas sobre las mismas cicatrices.

Pero, como en todas las relaciones interpersonales, el arrepentimiento, el olvido y el perdón constituyen una avenida de múltiples manos. A la generosidad de un gesto, corresponde retribuir con una visión de gobierno que contemple a las Fuerzas Armadas como instituciones de la Constitución, y no como fuerzas invasoras cuya presencia debe rechazarse como repele el ojo al cuerpo extraño que lo incomoda.

El pueblo debe entender sin reparos el arrepentimiento y sumarse con honestidad y sin prejuicios al esfuerzo de pacificación que subyace en la alocución del jefe naval. Ha pasado ya la hora de renovar las penitencias por los pecados del pasado y de plantear exigencias que los mantengan para siempre vigentes.

La sociedad toda debe sentirse beneficiada. Así podrá constituirse el mea culpa naval en un fructífero servicio al país y a la fuerza. Esperemos que así sea y así se comprenda, aunque quizás los protagonistas deban pagar el precio de la incomprensión presente a cambio de un lugar en la historia.

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"Discurso de Godoy"

"Las palabras del jefe de la Armada, nada menos que en el acto de conmemoración de un nuevo aniversario del fallecimiento del almirante Brown, constituyen un nuevo agravio a la memoria de quienes cayeron en defensa de los intereses de la Patria durante la guerra librada contra las organizaciones terroristas que ensangrentaron su suelo.

"Por más que me he esforzado, no le encuentro explicación a esta nueva humillación proferida, para regocijo de los terroristas encumbrados en los distintos poderes del Estado y para la tristeza de los familiares de nuestros caídos a quienes, gratuita e inmisericordemente, se les ha asestado una nueva ofensa.

"A la memoria de quienes dieron su vida por la sobrevivencia de la Patria, y como homenaje a todos sus allegados, va destinada esta carta.

"Tamaña afrenta sólo se podría aceptar si es que, en las oscuras conversaciones que antecedieron a la hasta ahora inexplicable postración, se hubiera acordado la adopción de medidas para lograr la ansiada conciliación que tanto necesitamos los argentinos. Es decir - por ejemplo - que alguno de los tantos terroristas que conforman el gobierno nacional haga pública su condena a los crímenes aberrantes ejecutados por las organizaciones terroristas a las que pertenecían, expresando enérgicamente su arrepentimiento por las atrocidades cometidas.

"También sería una gran contribución a la consecución de ese objetivo que las madres, las abuelas y los hijos expresen su condena al baño de sangre perpetrado por sus familiares, los que sistemáticamente son reivindicados por ellos.

"Las expresiones de algunos comunicadores sociales, madres, abuelas, y hasta del propio presidente de la Nación, me permiten inferir que ello jamás se logrará.

"Mientras la hipocresía y el cinismo siguen vigentes, se alientan el odio y la venganza y se fomentan la desunión y los enfrentamientos entre argentinos. Los millones que están bajo la línea de pobreza continúan excluidos de toda posibilidad de crecimiento y del consumo; miles de chicos siguen muriendo por la desidia del Estado; miles de abuelos intentan sobrevivir en un sistema que los margina, y la inseguridad continúa dueña de las calles.

"Ante este panorama, nosotros seguimos cruzados de brazos."

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Editorial: "La autocrítica de la Armada"

Por primera vez, la más alta jerarquía militar de la Armada reconoce la existencia de la represión ilegal, la responsabilidad por las violaciones a los derechos humanos durante el último régimen militar, su carácter aberrante y su tremenda significación para la memoria histórica.

Es un importante y necesario paso para elaborar y cicatrizar las heridas del pasado que contribuye a cerrar un capítulo oscuro y trágico de nuestra historia.

Durante los últimos veinte años, existieron distintos esfuerzos, avances y frustraciones en la búsqueda de esclarecimiento, justicia y elaboración colectiva de lo ocurrido durante los años 70, con la violencia terrorista y con las implicancias y consecuencias de su represión ilegal.

Las Fuerzas Armadas, por su parte, se insertaron en el estado de derecho con pleno respeto a la legitimidad democrática y acatamiento a la autoridad presidencial, aunque existieron intentos por desviarlas nuevamente de ese camino.

A mediados de la década pasada, el entonces jefe del Ejército, el general Martín Balza, en un trascendente mensaje, realizó una primera y contundente autocrítica, reconociendo no solamente los errores cometidos sino también su carácter aberrante, tal cual fue en su momento determinado por la Justicia.

El almirante Jorge Godoy, jefe de la Armada, acaba de dar un paso similar en momentos en que se resuelve el posible emplazamiento de un Museo de la Memoria, en las dependencias de lo que fue la Escuela de Mecánica de la Armada. Godoy no podía ser más explícito al reconocer que la ESMA, donde se torturó y asesinó a prisioneros, es "un símbolo de la barbarie y la irracionalidad".

Se trata de una mirada al pasado que asume responsabilidades y reconoce un lenguaje común, el de la verdad histórica, aun desde vivencias y posiciones encontradas u opuestas. Pero también, implica la posibilidad de que las Fuerzas Armadas de la nación puedan participar mano a mano con los distintos sectores de la civilidad, desde su propias funciones específicas, en la construcción de un país diferente.

La autocrítica de la Armada realizada por el almirante Jorge Godoy es un importante paso para cicatrizar las heridas del pasado y, fundamentalmente, para construir un futuro con Fuerzas Armadas plenamente integradas en la sociedad.

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He leído la carta que publicó La Nación, el día 4 de marzo titulada "Discurso de Godoy (II)" y que firma el Tte. Coronel (R) Emilio Guillermo Nani, Presidente del Movimiento por la Recuperación de la República (MORERA), a la que me adhiero en todos sus conceptos.

Considero que solo hay reconciliación cuando se logra la unión de los ánimos que estaban desunidos, pero si una de las partes no está dispuesta a conciliar, y manifiesta su repudio a la otra, es imposible alcanzar el objetivo.

Cuando el rechazado insiste y hace pública su decisión mientras la otra lo sigue denostando, lo único que logrará es la humillación, pero no la paz.

Ante una bofetada un hombre puede ofrecer la otra mejilla o aceptar el reto, pero cuando ese hombre representa a una institución integrada por hombres cuyos pilares son la defensa del honor de la Patria y el propio no puede arrogarse el derecho de ofrecer la otra mejilla de sus representados.

Considero al discurso del señor jefe de la Armada como una actitud política personal y que no representa al espíritu de la institución en la que fue puesto a cargo por el Poder Ejecutivo, como tampoco lo fueron los plañideros pedidos de perdón del General Balza.

Es mas respetable la actitud intransigente de Hebe de Bonafini, ella es coherente, fue, es y seguirá siendo defensora de subversivos y terroristas, no negocia su ideología, continuará, con o sin impunidad, rechazando cualquier reconciliación.

Mientras el gobierno, los políticos y los dirigentes sociales sigan tratando los graves problemas de Argentina como temas coyunturales y electoralistas y no elaboren y ofrezcan un plan estructural con una verdadera política de estado en la que se contemplen y resuelvan todas las carencias que afectan a la República, Trabajo, Salud, Seguridad, Justicia, Educación, Etc, seguiremos los argentinos siendo degradados como ciudadanos que asisten como simples espectadores a la destrucción de nuestra Patria.

Nuestra historia habla de hombres que actuaron y se jugaron, el futuro hablará de nuestros contemporáneos como de hombres que jugaron a actuar.

Lo saludo muy cordialmente.

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A menos de 48 horas del mensaje del jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, quien realizó una dura autocrítica sobre la actuación de la fuerza durante el gobierno militar -1976-1983-, se produjo la primera reacción en la institución.

El contraalmirante Carlos Luis Mazzoni pidió en las últimas horas el pase a retiro. El marino saliente era Director de Operaciones, Política y Planes de la institución.

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Escuché atentamente el discurso del Almirante Godoy en el cual realizó una crítica despiadada, anacrónica y personal respecto de lo sucedido en la Escuela de Mecánica de la Armada en la década del setenta.

Despiadada por que no tuvo consideración para con todos aquellos que, surgidos a la vida militar desde sus claustros dieron su vida luchando contra aquellos a los que ahora deberán ceder su lugar; anacrónica porque nada hacía necesario en estos momentos semejantes palabras, ni siquiera el tan mentado museo de la memoria cuya creación es una decisión ya tomada por el actual gobierno y ningún discurso conciliador podrá cambiarla; y personal, porque los hombres de la armada, y conozco muchos, no se sienten para nada representados por sus dichos.

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Durante el acto del miércoles pasado, algunos Oficiales de la Armada en situación de retiro abandonaron el lugar, en franco desacuerdo con las palabras del jefe del arma.

Algunos medios y periodistas - Infobae y el Sr. Fernández Llorente entre ellos - informaron que entre los que se retiraron del lugar estaba mi padre, Almirante Horacio Zaratiegui.

En un país en que los desaparecidos aparecen regularmente como por arte de magia - el juez Meade, la Dra. Argibay, el procurador Righi, etc. -, no me sorprende que mi padre, fallecido en Marzo de 2002, se hiciera presente en un acto que seguramente le interesase.

Agradeceré, eso sí, que los testigos de esta aparición me informen en qué dirección lo vieron retirarse, cosa de intentar ubicarlo y decirle cuánto extrañamos su presencia.

Para tranquilidad de los videntes informativos - y confirmando su audaz teoría -, seguramente papá sí se hubiera retirado del lugar. No sólo porque en las palabras del Alte. Godoy se estuvieran entregando un edificio y una parte de la historia argentina, sino porque también se estaba abandonando a su suerte a los hombres que la misma Armada envió al combate, con órdenes de lograr una victoria que consiguieron, y de la que hoy el arma, por primera vez en su historia, parece renegar.

Atentamente,

[email protected]

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"Adhesión y agradecimiento"

Distinguido Señor Director:

Frente a las palabras - totalmente inexactas e inoportunas - del Almirante Jorge Godoy, hago llegar a todos los que lucharon contra la subversión apátrida, y con memoria a los que cayeron, mi mas condicional adhesión y agradecimiento.

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[email protected]  

Nuevo horario: martes de 19 a 20h horas

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