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"Capitán Sergio Gómez Roca –

Comandante del aviso ARA "Alférez Sobral"

El 17 de mayo, día de la Armada Argentina, se entregara el pabellón de guerra a la "Corbeta A.R.A. "Gómez Roca", así se incorporara a la armada este nuevo buque.

Lleva el nombre del capitán Sergio Gómez Roca, Comandante del aviso ARA " Alférez Sobral ", atacado por los ingleses durante la guerra de Malvinas, cuando iba a tratar de rescatar a unos pilotos argentinos que habían caído al mar.

En el ataque con misiles desde un helicóptero ingles, murieron todos los que estaban en el puente, fue el día 3 de mayo de 1982. El puente destruido del aviso Sobral, puede verse en el Museo Naval de la Nación en el Tigre.

Vaya un merecido homenaje para aquellos hombres de mar que dieron su vida por la patria, hace 22 años.

atte.

Mercedes Campos

[email protected]

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En la muestra naval del puerto de la Ciudad de Buenos Aires se pueden visitar distintos tipos de embarcaciones y aviones, con entrada libre al público y gratuita, de 10 a 18 horas y hasta el 25 de mayo inclusive.

Se pueden visitar guiadas en las corbetas misilísticas ARA "Gómez Roca" y ARA "Drummond"; el submarino ARA "San Juan"; el rompehielos ARA "Almirante Irízar" y los buques multipropósito ARA "Ciudad de Zárate" y ARA "Ciudad de Rosario".

Además se pueden recorrer aviones de la Aviación Naval y equipos de combate de la Infantería de Marina.

Ha sido organizado, además, un ciclo de conferencias. Disertarán entre otros el escritor Marcos Aguinis; Miguel Ángel De Marco, presidente de la Academia Nacional de la Historia y Antonio Zuidwijk, empresario de logística y transporte.

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"Contribuciones a la mala imagen"

por Eugenio Paillet

Las fotos de los bombazos incendiarios contra las puertas de la sede de Repsol -YPF y aquella otra de una alegre abogada bañando con agua mineral a representantes de empresas en el Congreso, en una audiencia para la vergüenza, dieron estos días la vuelta al mundo. Peor que eso: rescataron para el centro de la escena un tema que el gobierno detesta escuchar que se mencione, como es el de la inseguridad, no sólo jurídica sino de la otra, los ataques a las empresas extranjeras ante la mirada pasiva del gobierno y una actitud "expulsiva" de un presidente que -- demasiadas veces -- pareciera querer ver a esos capitales lo más lejos posible de nuestras fronteras.

Cabe una pregunta: ¿cuánto tardarían los violentos en embestir con bombas incendiarias contra aquellos inversores, cuando fue el presidente de la Nación quien salió a acusarlos de tapar los pozos de petróleo para extorsionarlo y buscar una suba de tarifas? El ataque a la sede de la empresa española podría ser el resultado de una crónica anunciada de incitación a la violencia tras el exabrupto presidencial.

Kirchner -- está claro -- no quiere a las empresas extranjeras. En todo caso, las soporta. Su prédica constante contra esos capitales y sus amenazas de que no les permitirá invertir en el país "a cualquier costo", que desde la lógica kirchneriana implica que no deban remesar ganancias, suponen una piedra en el suelo y una invitación para que algún violento la levante y la arroje.

El presidente avanzó hasta el absurdo y dijo, desde una tribuna bonaerense, que a veces "es necesario" este tipo de escarmientos, mientras el incidente ha quedado rodeado de enormes sospechas sobre la pasividad policial y la inacción de una justicia que hasta ha ignorado, en la última violenta jornada piquetera, un fallo superior que considera delito los cortes de calles y rutas y los ataques contra la propiedad privada.

La enorme porción de la Argentina que hace denodados esfuerzos por recuperar imagen en el exterior y busca que los capitales extranjeros vuelvan a sentir que el país les brinda reglas claras y previsibles -- no es precisamente la idea emanada de los más altos estrados del poder -- no se merece un cachetazo semejante.

Alfonso Cortina, titular de Repsol-YPF, fue maltratado por Kirchner en una audiencia, horas antes de anunciarse el plan energético. El presidente casi lo amenazó con revisarle la concesión si no se avenía a sus reclamos de mejorar la prestación de la empresa, dejar de exigir aumentos de tarifas y bajar el precio del gas en garrafa que consumen a duras penas millones de pobres. El español puso la otra mejilla, pese al injusto ataque, y le anunció nuevas inversiones, con la sola preocupación de que los hombres de empresa quisieran ver en la Argentina recrear un clima confiable y previsible para hacer sus negocios. No lo puede ofrecer Kirchner desde el denuesto diario.

Hubo, por esas horas, espacio en el gobierno para la intriga y la sospecha sobre determinados actos domésticos. Desde despachos de la Casa Rosada apuntaron a la actitud de la Policía Federal durante la marcha piquetera del miércoles y el vandálico incendio contra los portones de la petrolera, en plena city porteña. "¿Dónde estaban?", se preguntó un ministro, mientras observaba la filmación de seguridad que recorrió los canales del mundo. Todo terminó por agigantarse cuando la empresa le entregó a la Casa Rosada su propio video, donde se observa a dos policías de civil, con handys en sus manos, conduciendo a los piqueteros. Según dice la seguridad privada del edificio, fue ostensible y notorio que los manifestantes transportaban sin ningún disimulo bidones de querosén y alcohol y las botellas molotov que luego arrojaron contra la fachada.

La misma sospecha se expandió sobre la insólita toma de la playa de estacionamiento de los tribunales federales de Comodoro Py. La policía otra vez brilló por su ausencia y los escasos uniformados en el lugar, afectados a la custodia de jueces y magistrados, miraban la escena a distancia, sin ninguna preocupación. Juan Carlos Alderete, el hombre que saltó otra vez el cerco y se colocó de punta contra Kirchner, echó leña a la hoguera de la intriga: "No entramos en los tribunales porque no quisimos".

¿La policía dejó hacer, en una actitud cómplice, enojada por el guadañazo histórico con el que Kirchner y Gustavo Beliz descabezaron a más de cien comisarios de la institución? Es una hipótesis que se acerca bastante a la realidad, conceden en oficinas políticas del gobierno.

Reconocen también que la fuerza del orden puede haber pecado con semejante grado de omisión bajo el influjo de un latiguillo escuchado demasiadas veces entre el comisariato, desde que la protesta callejera reina en el país: "Si quieren que reprimamos, que nos den la orden".

Los inefables Fernández del gobierno han repetido hasta la irritación lo que todos saben: la orden del gobierno es no reprimir, para evitar que un simple bastonazo pueda terminar en una tragedia. "Pero la policía sí tiene órdenes de prevenir, que es lo que no ha hecho esta vez", acusan desde la cartera política. El gobierno ha debido asumir que ante la vuelta a escena con sus peores mañas del mundo piquetero, debe resignarse a convivir de nuevo con rebrotes de inseguridad y la reaparición del flagelo de los secuestros extorsivos.

Por carril paralelo persiste el drama de la crisis energética, que, pese a la propaganda oficial, es un hecho que llegó para quedarse por largo tiempo, matizada con cortes en el suministro a usuarios comunes y aumentos de tarifas, aunque sean encubiertos mediante el sistema de premios y castigos. Por si faltase algo, la política propiamente dicha se ha teñido de nuevas acechanzas hacia la Rosada, como es la embestida de los gobernadores, muchos de ellos peronistas, en busca de fondos que el gobierno central les retacea. Veamos.

La encerrona en la que se ve metido el gobierno en materia de seguridad reconoce, en algunos aspectos, que las autoridades deben someterse a la herejía de tener que taparse con una frazada corta: Kirchner ha ordenado que cientos de gendarmes sean volcados a calles y andenes de ferrocarriles para frenar la ola de inseguridad, pero también, en el segundo caso, un amago de protesta social del ciudadano común ante las condiciones vacunas en las que se ve obligado a viajar. Al mismo tiempo, y temeroso siempre del ojo crítico con que lo miran en estos menesteres sus socios de la centroizquierda, se negó a firmar el desplazamiento de soldados del Ejército a los puestos de frontera que dejan de custodiar los efectivos de Gendarmería. Consecuencias a la vista: el control del contrabando de cocaína a través de los pasos del norte se viene descalabrando a pasos agigantados. Cifras oficiales en poder del ministerio de Defensa muestran que contra 60.000 kilogramos de cocaína secuestrados en procedimientos en todo 2003, la cifra en lo que va de este año apenas alcanzó a los 5.000 kilogramos.

La puja política en el peronismo se divide entre los esfuerzos de Kirchner y Duhalde por bajarse del cuadrilátero al que persisten en subirlos sus aliados, y la reforzada presión de los gobernadores sobre la Casa Rosada y el ministerio de Economía.....

"La relación empeora porque ahora no hablamos de política; estamos hablando de plata", se pintó la cara un ministro de Economía del interior que trajinó esta semana los despachos oficiales con voluminosas carpetas bajo el brazo.

Para las primeras espadas del santacruceño, todo tiene que ver con todo, y más en política. Creen ver detrás de esos embates la pelea misma dentro del PJ y la decisión del peronismo tradicional de cerrarle cualquier camino al desembarco de "transversales" en su seno. Pero también un intento por instalar en el Congreso una fuerza legislativa que responde al caudillo de Lomas y a los gobernadores más díscolos, como los de Córdoba y Santa Fe, que harían ilusoria la aprobación de cualquier ley sin el visto bueno de esa fuerza que se apronta.

El presidente ha repasado con su círculo cerrado el paquete de frentes abiertos. Despidió a los funcionarios con una frase que no deja dudas de que el escenario venidero puede no ser el más pacífico para quienes reclaman confianza y previsibilidad: "Estoy jugado, no hay vuelta atrás", transmitió.

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"No seguir revolviendo en el pasado"

Pidió la Iglesia al Gobierno que deje atrás el pasado, un formal y explicito reclamo del vicepresidente del Episcopado, Monseñor Domingo Castagna quien exigió ¨finalizar con el maniqueísmo de los puros y los impuros".

El monseñor expresó una definición muy clara: "Kirchner está lejos de perdonar y de tener una predisposición a ser perdonado".

En esa línea los obispos emitieron un documento titulado "Necesitamos ser Nación", en el que exhortaron a "hacer posible la reconciliación en nuestra sociedad, herida por la división y el desencuentro, porque a los argentinos el pasado nos sigue pesando demasiado". El eje del congreso es una frase evangélica: "Denles ustedes de comer". Y los ejes elegidos por la Conferencia Episcopal serán "Eucaristía: reconciliación y solidaridad".

Esa crítica, tanto de Castagna como del Episcopado en pleno, apuntó al plexo de la política oficial de revisar la violencia en los 70´ "en una forma que divide sin rodeos a la sociedad".

La exposición personal del arzobispo de Corrientes profundizó la orientación del documento episcopal. "Esta actitud del Presidente, de no perdonar ni reconocer la necesidad de ser perdonado, también atenta contra la verdadera reconciliación", dijo Castagna, y agregó "Todos estamos necesitados de perdón y no debemos tener la actitud maniquea de dividir la sociedad entre puros e impuros".

Castagna, de línea moderada, es parte de la nueva conducción de la Iglesia que no se identifica con ninguno de los extremos ideológicos en la Iglesia.

"La reconciliación es uno de los pilares para construir una sociedad solidaria" explicó Castagna.

En buen romance, el mensaje de la Iglesia al Gobierno sería ¨no seguir revolviendo en el pasado¨.

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"...Del otro lado, todo, absolutamente todo fue bestial, porque el método terrorista es la bestialidad misma. Esa es su esencia..."

"El doble atentado"

por Miguel De Lorenzo

El terrorismo ha dado en Madrid una muestra más del repugnante asco en que se sustenta. Pues bien, para algunos desmemoriados españoles y para tanto falsario de la historia argentina, esta miseria inhumana que vemos en este momento en España, eso es el terrorismo.

Es el mismo, siempre es el mismo, que actuó en nuestro país, el mismo método, las mismas bombas. Por eso, Bonafini celebra y los llamados defensores de los derechos humanos callan.

El terrorista piensa que para alcanzar determinados objetivos políticos hay que impone el terror en la población. Las bombas, según esta teoría, deben instalarse en cualquier parte. Más aún, cuanto más inocente sea la víctima, cuanto más inexplicables y azarosos sean los muertos, mayor será el terror de los ciudadanos. Los que se opongan, los que piensen distinto serán eliminados. Así, el miedo paralizará progresivamente cualquier reacción, lo que permitirá controlar el poder.

Las bombas indiscriminadas, el asesinato de los opositores, fue la metodología terrorista impuesta por los ejércitos revolucionarios y montoneros en la Argentina. El terrorismo subversivo, no el Estado ni las Fuerzas Armadas, el terrorismo propuso la guerra; el terrorismo impuso el método de esa guerra.

Dicen ahora que fue una guerra cruel, claro que sí, mucho más inhumana que ninguna, porque el método era el terrorista.

Dicen también que hubo hombres bestiales en las Fuerzas Armadas. Es muy posible y profundamente lamentable. Del otro lado, todo, absolutamente todo fue bestial, porque el método terrorista es la bestialidad misma. Esa es su esencia, porque su mayor éxito se logra en el mayor espanto.

En este mundo tan raro y como en España hay tantos desaparecidos argentinos, no es imposible pensar que alguno de ellos, pasados unos años, proponga levantar, en esa misma estación ferroviaria, un museo de la memoria en honor y recuerdo de los que pusieron las bombas. Tal vez hasta obliguen a concurrir a los familiares de los muertos y, por qué no, una bendición de un fraile terrorista, si es necesario. Acá tenemos siempre a mano a Puigjané, que es todo un especialista, sobre todo en esto de asesinar.

Si tal cosa sucediera, deberían advertir los españoles que en lo suyo no habría novedad. Ya en la Argentina, un 24 de marzo, en la ESMA, un grupo de terroristas, representantes del Estado y los comandantes de las Fuerzas Armadas, en nombre de la memoria, falsificarán la historia, mentirán gravemente sobre el pasado y sobre nuestros muertos; negarán la verdad, que es como decir que nos quieren cambiar la patria. Por esto, que es siniestro y no menos atroz que las bombas, ha lanzado su advertencia León XIII: "La primera ley de la historia es no atreverse a mentir; la segunda, no temer decir la verdad".

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